Al final se ha confirmado lo que muchos temían: la transformación de la plantilla anunciada por INDRA desde hace semanas se concretó en la tarde del martes en un ERE para 1.036 empleados de la filial Soluciones Tecnológicas de la Información, que actualmente cuenta con unos 13.000 trabajadores en España.

Las negociaciones entre empresa y sindicatos se prevén largas e intensas, entre otras razones porque la dirección ha planteado una indemnización de sólo 20 días por año trabajado, lo mínimo que permite la ley. CC.OO no ha tardado en calificar la propuesta de “injustificada” y “desproporcionada”.

Lo cierto es que INDRA está en una situación muy delicada que muy poco ha mejorado desde que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, obligara a Fernando Abril-Martorell a retirar el ERTE planteado en marzo, al inicio del estado de alarma. Recuerden que el Estado, a través de la SEPI, es el principal accionista, con casi el 19% del capital.

Montero prohibió un ERTE y ahora tendrá que tragar con un ERE, planteado por un Abril-Martorell que no puede marcharse de la compañía sin dañar su prestigio profesional. Y es que la transformación de la empresa no está ni mucho menos concluida y el futuro de la división de Defensa continúa sin estar claro. Por cierto, Defensa es la que aporta un mayor margen de negocio. Lo malo es que depende del presupuesto público.