• En doce meses, Abril-Martorell sólo ha clarificado las cuentas. Muy poco para un año de gestión.
  • Unas pérdidas de 565 millones de euros exigirían un plan de ingresos más agresivo.
  • Y con esas pérdidas y la reducción permanente de plantilla, serían impensables las bonificaciones… imagino.
  • Lo más peligroso: la reestructuración de Fernando Abril-Martorell es por producto, no por países. Y Brasil continúa en el aire.
  • España, división territorial políticamente correcta: Manuel Brufau dirigirá Indra Cataluña.
El Ceo de Indra, ahora rebajado en sus funciones pero que continúa siendo número dos, Javier de Andrés, permanece en el puesto. Era el hombre de confianza de Javier Monzón y no es de extrañar que éste le califique como traidor. En cualquier caso, la restructuración de Abril-Martorell no sólo se ha hecho esperar sino que, además, ha cogido a todos con el pie cambiado. Por de pronto, en el Ministerio de Defensa no gusta. Por una razón de antaño: pérdidas cercanas a los 600 millones de euros exigirían un plan de venta más agresivo. Además, mientras se continúa despidiendo gente esperemos que no se bonifique a  nadie. Tampoco a los consejeros, porque en el Consejo permanecen los mismos que habrían permitido el desastre Monzón. En segundo lugar, hacer una reestructuración por producto y no por países parece curioso en el caso de Indra. De Brasil, ni una palabra. Y España, división territorial políticamente correcta. Así, se potencia Indra Cataluña, a cuyo frente estará Manuel Brufau. No, Abril-Martorell lleva un año en el cargo, tiempo más que suficiente para que Indra se hubiera desperezado y tuviera una línea estratégica clara. Por ahora, lo único que ha hecho -y no lo ha hecho mal- es clarificar las cuentas. Poco trabajo para un año de gestión (fue nombrado presidente el 29 de enero de 2015). Eulogio López eulogio@hispanidad.com