Como contamos, seis miembros de una familia, un matrimonio y sus cuatro hijos -entre ellos niños y adolescentes- perpetraron este domingo un triple atentado contra sendas iglesias cristianas de Surabaya, la segunda ciudad más grande de Indonesia. Los ataques han causado 13 muertos y alrededor de 40 heridos. El Estado Islámico (EI) ha asumido la autoría del atentado, el peor de los perpetrados por este grupo yihadista en el país con más musulmanes del mundo.

Además, se añade otro nuevo ataque ha ocurrido en una estación de policía en Surabaya ayer lunes 14 de mayo: el balance total de las víctimas de los dos días de violencia, según lo informado por las autoridades, es de 25 muertos (de los cuales 13 son terroristas) y más de 50 heridos, informa Fides.  

Estos actos han generado miedo y dolor en la comunidad cristiana indonesia. El párroco de la iglesia de María Inmaculada, p. Alejo kurda Irianto, dice a Fides que después de la explosión, “los católicos en la diócesis de Surabaya, y en particular, los feligreses de la Inmaculada Concepción viven un profundo dolor, pero la Iglesia Católica no tiene miedo del terror”. “Denunciamos enérgicamente tal terror y rechazamos todas las formas de violencia, porque son incompatibles con la dignidad de la vida humana y se oponen a cualquier enseñanza religiosa”.

“A pesar de nuestra profunda tristeza  -añade el padre Irianto-, perdonamos a los perpetradores de los crímenes y oramos por los culpables y organizadores de estos actos horribles: que el Señor ilumine sus mentes”. El sacerdote alienta a todos los católicos de la diócesis de Surabaya y a los feligreses de la Inmaculada a mantener la calma: “Que las personas permanezcan vigilantes y no se dejen provocar por amenazas o violencia -señala- y continúen realizando buenos actos de amor hacia cualquiera, de acuerdo con el Evangelio enseñado por el Señor Jesús”. “Hoy, aunque sufrimos y estamos de luto, estamos llamados a donar nuestro perdón sincero: este es el camino hacia un futuro próspero de la nación indonesia” concluye el párroco.

Por su parte, los obispos indonesios están “conmocionados” y han expresado “su fuerte decepción y su gran solidaridad con las familias de los muertos y heridos”. “Es traumático saber que ha sido una familia al completo de terroristas suicidas los que nos han golpeado: ¿qué inyectamos en las mentes de los niños? ¿se les educa al extremismo? Esta es la pregunta más profunda que estos ataques traen consigo”, dice a la Agencia Fides el p. Siprianus Hormat, Secretario Ejecutivo de la Conferencia Episcopal de Indonesia.

El p. Hormat señala a Fides: “El objetivo principal eran los puestos de policía pero, en segundo lugar, al estar bien defendidos, se decidió atacar a las iglesias. Se pretende golpear la convivencia y el pluralismo, bien principal de la sociedad indonesia, y buscan visibilidad en todo el mundo. Los obispos de Indonesia trabajan mucho en el ámbito del diálogo interreligioso, y en estas horas se está pensando en iniciativas comunes, entre líderes cristianos y musulmanes, para estigmatizar la violencia, el odio y el terrorismo. La sociedad debe permanecer unida y rechazar estas fuerzas malignas”.

El Secretario concluye: “Hoy vivimos en tensión y miedo, pero la Iglesia Católica en Indonesia tiene plena confianza en el Presidente, en las instituciones públicas, en toda la sociedad, para detener el extremismo, que quiere envenenar a la sociedad. En Surabaya, ayer por la tarde se cancelaron las misas, pero los cristianos no se dejan intimidar: creemos y trabajamos por el diálogo y la fraternidad hacia todos. Indonesia no permitirá que las fuerzas del mal destruyan la coexistencia y la democracia”