Iberdrola y ACS son dos empresas que se han enfrentado en el pasado y más recientemente en el ‘caso Villarejo’. Recuerden que el presidente ejecutivo de ACS, Florentino Pérez, llegó a tener el 12,5% de la eléctrico, quiso fusionarla con Unión Fenosa, pero no lo logró, e intento hacerse con el control en varias ocasiones. Por su parte, el presidente y CEO de Iberdrola, Ignacio S. Galán, le vetó la entrada al Consejo y resistió e incluso hubo un supuesto espionaje a ¡Oh capitán, mi capitán! Sin embargo, ahora estas dos empresas coinciden en que son deseadas por los fondos y bancos de inversión.

La eléctrica se consolida como un valor estable, pues BlackRock, el mayor fondo del mundo pero no es el más especulativo, ha elevado su participación al 5,25%. De esta forma, se mantiene como el segundo accionista de la compañía que preside Sánchez Galán, de la que ya tenía un 5,09%, tras el fondo soberano de Qatar.

Por su parte, en ACS la situación es distinta. Goldman Sachs, el más especulador de los bancos de inversión, ha incrementado su participación al 6,89% del grupo de construcción y desarrollo de infraestructuras, desde el 6,79% que ya tenía. Conviene recordar que Goldman Sachs no busca estabilidad, sino pelotazos y suele invertir en empresas que van a cambiar de ciclo, por tanto, llamadas a cierta inestabilidad. Ante su último movimiento en ACS, cabe preguntarse dos cosas: ¿lo hace por cuenta propia o para un tercero? y ¿se va a materializar pronto la sucesión de Florentino? ¡Oh capitán, mi capitán! tiene 73 años, está al frente del grupo de infraestructuras desde 1993 y además, es un tanto polifacético, pues también es presidente del Real Madrid.