Ibercaja ha publicado este miércoles los resultados de los nueve primeros meses del año, en los que ganó 98,7 millones de euros, un 7,9% más que en el mismo periodo de 2019, pero fue gracias al acuerdo de banca seguros con Caser, que le permitió registrar unos ingresos nada recurrentes de 52,6 millones de euros. Sin el acuerdo, el beneficio neto de Ibercaja habría sido un 32% inferior al de 2019.

Al margen de Caser, la presentación de resultados hasta septiembre nos recuerda un poco a la del primer semestre, cuando la dirección de la entidad quiso hacernos creer que dichos resultados no son tan malos como aparenta el primer titular, y que la culpa es del Covid-19. No sabemos si esto será cierto, pero el problema de márgenes que comentamos en nuestro análisis del primer semestre se sigue manteniendo durante el tercer trimestre.

Concretamente, el margen de intereses ha descendido un 2,8% respecto a los nueve primeros meses del ejercicio anterior. Si además incluimos la variación del margen de comisiones, en igual análisis comparativo, obtenemos un descenso en sus ingresos recurrentes de un 3,7%. Ibercaja, espabila: has perdido entre margen de intereses y comisiones unos 26,2 millones de euros en un período de 12 meses. Un pastón. Cada trimestre que pasa, Ibercaja va perdiendo más ingresos recurrentes en comparación con los 12 meses anteriores. Recordemos que la cifra de ingresos recurrentes del grupo descendió entre el primer semestre de 2019 y el primer semestre de 2020 en únicamente 19,3 millones de euros.

El grupo que dirige Víctor Iglesias ha reducido sus gastos de explotación en un 3,4% hasta septiembre. Bien, una reducción del gasto casi proporcional al descenso de los ingresos. Así, el resultado de Ibercaja antes de saneamientos supera el de 2019 en un 6,3%, incluido el ‘efecto’ Caser, claro está. El problema llega después, con las malditas provisiones por el impacto del Covid, que aumentan en un 12% respecto a las provisiones totales del grupo del tercer trimestre de 2019. Las provisiones totales de Ibercaja hasta septiembre han sido de 159,7 millones de euros, de las cuáles, 90,1 millones de euros son por el Covid. Es evidente que la pandemia ha afectado, y sigue afectando, al entorno español bancario y está claro que Ibercaja no iba a escabullirse de su impacto.

Y así llegamos al beneficio antes de impuestos, que ha sido un 1,7% respecto al de 2019, otra vez gracias a Caser, y ha alcanzado los 144,8 millones de euros.

Ibercaja lo que sí presenta es una tasa de mora baja 3,6% frente al 4% del sector y frente al 4% al cierre de 2019.

La entidad informa de que sus ratios de liquidez (LCR y NSFR) superan holgadamente los exigidos. El LCR es de un 432,4%, superior en un 125,4% el LCR a cierre de 2019. Vaya pelotazo. Seguro que es así, pero su relación entre préstamos y depósitos (loan to deposits ratio), todavía es del 84,5%. Que no está mal, pero si fuera inferior estaría mucho mejor. El NSFR del grupo ha sido del 146,7% en el tercer trimestre de 2020, superior en un 15,3% al del cierre de 2019. Nos gusta esto.

Sobre la situación de solvencia del grupo, bien: ha aumentado la misma un 1,1% en los nueve meses de 2020 respecto al cierre de 2019. Todo ello medido en términos de ratio CET1 fully loaded, pasando a tener un 12,5% en el tercer trimestre de 2020.

Insistimos: por favor, señores de Ibercaja, proporcionen más información acerca de la rentabilidad del negocio y de los fondos propios. Para jugar en primera división, hay que contar algo más y, además, contarlo mejor.

No podemos terminar sin mecionar el ERE anunciado el martes por la entidad y que afectará al 15% de la plantilla (790 trabajadores) y supondrá el cierre del 21% de las sucursales (220 oficinas). El ajuste no afectará sólo a la red: el 20% de los empleados que salgan serán de servicios centrales.