• No ofrece alternativas para ayudar a los ciudadanos a superar problemas ya sean de adicción, depresión o soledad sin necesidad de pedir ser asesinado.
  • Este caso ha hecho incluso replantear su posición a algunos que tuvieron un papel importante en su implantación.
  • En 2015 murieron en Holanda más de 5.500 personas tras haberles sido aplicada la eutanasia.
En 2015 murieron en Holanda más de 5.500 personas tras haberles sido aplicada la eutanasia. La cifra crece cada año y lo que advertían los opositores a la ley antes de que se aprobara se ha cumplido con creces: una vez que se abriera la puerta a la eutanasia no habría forma de cerrarla, informa Religión en Libertad. Lo que se vendió como una salida para casos de sufrimiento insoportable y de enfermedad terminal e incurable ha pasado a provocar la muerte de personas con depresión o que simplemente sienten soledad o aislamiento social. Cualquier persona podría ya acogerse a la eutanasia en Holanda. El último caso que ha rebasado las fronteras de los Países Bajos muestra la pendiente resbaladiza sobre la que se sustenta la eutanasia y debería ser una advertencia para aquellos países en los que aún no existe una normativa de este tipo. Se trata de Mark Langedijk que a sus 41 años ha muerto por una inyección letal. El motivo esgrimido para que le quitaran la vida y que fue aceptado por el médico es que la muerte era la única manera de escapar de su adicción al alcohol. Este holandés acudió a su médico de cabecera y le dijo: "Quiero morir, esto es suficiente" y se lo argumentó asegurando que su vida era insoportable pues era "un coctel de dolor, bebida, soledad y tristeza". Bajo esta argumentación y sin ofrecerle ningún tipo de ayuda para salir de una situación de la que hay numerosos ejemplos de superación, su solicitud fue aceptada y él mismo fijó el 14 de julio como fecha de su muerte, "un buen día para morir", dijo Mark. Casos como este muestran el fracaso de las autoridades por optar por el camino más corto en vez de proponer una serie de alternativas para ayudar a los ciudadanos a superar problemas ya sean de adicción, depresión o soledad sin necesidad de pedir ser asesinado. Con la ampliación de la ley de la eutanasia a casos de soledad y aislamiento social, ejemplos como este van a ser cada vez más comunes. En 2015 ya el 3,9% de las muertes producidas en Holanda se debieron a la eutanasia. Esta cifra aumentará considerablemente el próximo año con esta modificación y podría dispararse en caso de que se apruebe el proyecto de suicidio asistido para ancianos. Este caso ha hecho incluso replantear su posición a algunos que tuvieron un papel importante en su implantación. Theo Boer, docente de la Universidad de Utretch, era un convencido defensor de la eutanasia y fue miembro durante nueve años de la Comisión de control encargada de vigilar la ejecución de la ley. Ahora advierte al resto de países: "No cometáis nuestro error" y admite que los que se oponían a esta normativa acertaron de lleno. En la actualidad, Boer describe la eutanasia como "el homicidio de una persona" y habla de una Holanda "en la que la caridad ha desaparecido" y de una ley que "tiene efectos sobre toda la sociedad", explicando por qué sus adversarios tenían razón "cuando decían que Holanda se podría encontrar en un peligroso plano inclinado". José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com