Es la expresión de moda: “corporate compliance” o normas de buen gobierno corporativo. Vamos, la ética en las empresas y en los negocios.

Una profusión de organismos neonatos y de leyes neopromulgadas han obligado a las empresas a crear departamentos de ‘compliance’, cada vez mejor dotados y cada vez más estresados.

La penúltima moda del ‘compliance’: no a los regalos navideños. Podría convertirse en el pérfido instrumento de soborno, ¡oh sí! Literalmente ‘compliance’ es conformidad. Así se trata de la conformidad con el tópico. Esto es una grandísima hipocresía.

Y todo esto no es más que otra ‘grossen chorradem’. Recuerda aquello de “guías ciegos que coláis el mosquito y os tragáis el camello”. Es decir, un puritanismo puntillista que pierde el tiempo en nimiedades mientras olvida la justicia social, el salario digno para los empleados y la preocupación por dar el mejor servicio al cliente, objetivo último de la actividad económica: que el cliente no se convierta en un enemigo.

El arquetipo es la empresa que prohíbe todo tipo de regalos navideños, aunque se trate de un detalle sin valor mientras abusa de los contratos temporales, de los becarios, y de las externalizaciones y de los becarios. Mientras, eso sí, pregona su compromiso con la ideología de género, la igualdad, el feminismo, el medioambiente y la diversidad. ¡Oh sí!