• Según el titular de Economía no habrá cambios en la próxima ley de fundaciones bancarias.
  • Eso significa que los presidentes de Caixabank, Unicaja e Ibercaja tendrán que elegir entre banco y caja.
  • Entiéndase: no habrá prórroga ni habrá suspensión de la incompatibilidad.
  • Y el peligro de fondo es la muerte de las cajas y su obra social.
Decreto sobre Fundaciones Bancarias. Se decía que era el instrumento idóneo para que el Gobierno se replanteara su postura acerca de las incompatibilidades para presidir -o ser vocal- del consejo de una fundación bancaria -antigua caja de ahorros- y del Consejo del banco que depende de esa fundación. Tres son los nombres clave que presiden tanto la fundación bancaria como el banco nacida de ella: Isidro Fainé, (Caixa y Caixabank), Braulio Medel, de Unicaja y Amado Franco, de Ibercaja. Tres viejos cajeros que no sólo han sacado sus entidades adelante sino que, además, han ido absorbiendo a otras entidades en crisis (aunque en muchos casos con ayudas públicas, que conste). Pues bien, se decía que Guindos analiza la posibilidad de suspender la incompatibilidad o de aumentar la prórroga (en los tres casos el vencimiento es para 2016). Pues no. A Guindos no le gustan las cajas de ahorros y quiere acabar cuanto antes con el proceso de disolución. A preguntas de Hispanidad ha sido terminante: "eso está en la ley y no habrá cambios". La consecuencia será -además de que los tres banqueros tendrán que elegir- que el espíritu de la obra benéfico-social (OBS) de las cajas disminuya aún más o desaparezca. El segundo problema es que los afectados no tendrán mucha prisa en cumplir con el calendario legal que exige reducir la participación de las cajas en bancos. Y a todo esto, si la ley de cajas de ahorros de Guindos ya se cargó a las cajas de ahorros por ineficientes, ¿por qué forzar por ley a la consunción de las cajas que sí han resultado eficientes y, por tanto, han sobrevivido a la crisis? Pregúntenle a Guindos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com