El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha comparecido hoy ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo para presentar los resultados del informe anual del BCE de 2020.

En su comparecencia, Guindos ha instado a evitar retrasos "innecesarios" en la aprobación definitiva y desembolso de las ayudas del fondo europeo de recuperación, que podrían tener un impacto en la confianza de los mercados y ha remarcado que "el tiempo es oro”. Los retrasos "no son deseables" y ha enfatizado que es de "gran importancia" que el plan anticrisis de 750.000 millones "esté operativo sin más dilación".

"El tiempo es oro, hay pasos concretos que dar, como presentar los planes, hay que desembolsar el dinero correctamente, las reformas tienen que ser evaluadas por la Comisión, y esto lleva tiempo. Pero tenemos que evitar cualquier tipo de retraso innecesaria que pueda tener un impacto en la confianza de los mercados y acabar con la percepción positiva lograda cuando fue aprobado", ha afirmado.

De Guindos ha subrayado en la Eurocámara que el plan bautizado como 'Next Generation EU' será "un instrumento clave" y ha enfatizado que los líderes  europeos "mandaron una señal muy clara" cuando llegaron a un acuerdo para ponerlo en marcha en julio del pasado año.

El plan bautizado como 'Next Generation EU' será "un instrumento clave

"No debemos subestimar el impacto que tuvo la importancia del impacto que la aprobación del fondo tuvo en la confianza de los mercados. A veces, la percepción de los actores de los mercados con respecto a las medidas es mucho más relevante que las medidas en sí mismas", ha apuntado.

Por otra parte, Guindos ha advertido de que "las vulnerabilidades a medio plazo" para el sector financiero "siguen siendo altas”, debido a los bajos tipos de interés prolongados y los persistentes desafíos estructurales. Además, se esperan mayores tasas de impago por parte de las empresas una vez que se retiren las medidas de apoyo por la Covid-19.

En este contexto, consideró, las autoridades se enfrentan a un "delicado acto de equilibrio”. Por un lado, la retirada del apoyo genera el riesgo de una ola de quiebras que tendría un amplio impacto en la calidad de los activos bancarios y, por otro, dar apoyo público a bajo coste demasiado tiempo podría hacer que empresas inviables se mantengan vivas en detrimento de la viabilidad de los bancos y el crecimiento económico.

"En este momento los riesgos de una retirada prematura de las políticas son mayores que los riesgos de mantener las medidas de apoyo (...). Sin embargo, cualquier efecto negativo a largo plazo de mantener las medidas de apoyo tiene que ser vigilado cuidadosa y continuamente", dijo el vicepresidente del BCE.