La hipocresía inunda la política española. El rasgado de vestiduras tras la sentencia Gürtel debería pasar a la historia de nuestra democracia.

El primero en salir a escena para utilizar la manipulada y exagerada sentencia del señor Correa fue Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, cabizbajo y meditabundo ante un panorama que le hiere las entrañas. Le hiere tanto, que Rivera está dispuesto a sacrificarse y abrir el camino hacia unas elecciones anticipadas, e incluso escuchar los cantos de sirena de las encuestas y acudir a las urnas de nuevo. Es su momento.

El líder del PSOE presentaría una moción de censura para recuperar el protagonismo perdido

Por su parte, Pedro Sánchez, el líder socialista, vuelve a soñar con una moción de censura que le lleve a Moncloa. Lo tiene harto difícil pero le es igual si con ello logra recuperar el protagonismo perdido –que alguien le tome en serio, vaya- desde su actual, y eunuca, ubicación como extraparlamentario. ¿Una moción de censura presentado por un no-diputado? ¿Eso como se come? No se come, se utiliza.

Volvamos a la derecha tibia del PP y a la derecha pagana de Ciudadanos: ¿se imaginan a un Rivera presidente del Gobierno? El hombre que empezó su carrera política en cueros puede acabarla en cueros. Anhela ahora elecciones anticipadas porque las encuestas le otorgan el triunfo, pero entre la demoscopia y las urnas hay un trecho… aunque no muy largo.

La Gürtel ha resultado una sentencia exagerada y manipulada

Entre otras cosas porque los católicos, que seguimos siendo la mayoría ideológicamente más firme de España, aunque amedrentados, queríamos otra derecha pero no la derecha pagana de Ciudadanos. Si la alternativa al cristianismo tibio del PP es el paganismo capitalista de Ciudadanos, casi me quedo con la izquierda cristófoba: al menos sé a lo que me enfrento.

Me comentaba un prohombre del PP, “Vale, Eulogio, Mariano es un desastre pero contempla las alternativas”. La lamentable teoría del mal menor siempre anida en el corazón hispano. Sólo que algunos no estamos dispuestos a aceptarla. No queremos el mal menor sino el bien posible. Y sabemos que un católico no puede votar al PP de Rajoy sin incurrir en incoherencia manifiesta, sin traicionar sus principios, esos principios cristianos que Rajoy, a su vez, ha traicionado.

Los católicos queríamos otra derecha… pero nos ha salido pagana

Dicho esto, todo el tinglado de la antigua farsa del pasado jueves se inició por un caso, Gürtel, absolutamente exagerado y manipulado. Sí, ya sé que no se debe decir aquello que la gente no está dispuesta a creer pero señores, créanme, la Gürtel no era para tanto ni daba para tanto.

El fallo exagerado y la interpretación manipulada del mismo, nos hablan de una España cainita y guerracivilista. Y so sí es un problema.

Mírenlo por el lado bueno: toda esta falta de sinceridad da para muchos chistes y muchas memes de Internet.