Grupos abortistas internacionales se aferraron a la pandemia del COVID-19 para reclamar más financiamiento y menores restricciones al aborto, apoyándose en afirmaciones inverificables, informa C-Fam.

Según el gigante abortista, Federación Internacional Planned Parenthood, y otros grupos abortistas, la nueva pandemia del coronavirus (COVID-19) causará una escalada en la demanda de abortos. Toques de queda y órdenes de permanecer en casa a lo ancho del mundo llevarán a sexo sin protección e incluso violencia doméstica y violación, dicen, mientras que las regulaciones existentes y el distanciamiento social harán más difícil obtener un aborto.

Están pidiendo a los gobiernos que quiten las restricciones al aborto y que les den fondos gubernamentales, como resultado.

Están pidiendo a los gobiernos que quiten las restricciones al aborto y que les den fondos gubernamentales, como resultado

“Potencialmente más personas necesitarán abortos durante este tiempo, así que ¿cómo accederán a ellos?” preguntó la Federación Internacional Planned Parenthood en una entrada de blog acerca de los efectos del nuevo coronavirus la semana pasada. La entrada advierte que esto es “un duro recordatorio de que necesitamos quitar todas las leyes, políticas y prácticas que impiden el acceso a la anticoncepción y al aborto seguro”.

Estos y otros tópicos de discusión similares han sido ampliamente puestos en circulación en editoriales y artículos por líderes de la industria abortiva en semanas recientes. Pero la evidencia científica sugiere que el coronavirus podría, de hecho, resultar en menos embarazos y menos abortos.

Patrones bien documentados de fertilidad durante epidemias, desastres y guerras pasadas sugieren una disminución global de la fertilidad, de acuerdo con un cauteloso estudio temprano sobre las posibles implicancias del coronavirus para la fertilidad del demógrafo Lyman Stone. Pero los efectos de la pandemia sobre la fertilidad están lejos de ser claros y variarán según el país.

Un plan de respuesta de emergencia al coronavirus de la ONU, dado a conocer esta semana por agencias de la ONU, con un costo de 2 mil millones de dólares, se hace eco de las preocupaciones de la industria abortiva: incluye la “salud sexual y reproductiva” como una  “prioridad estratégica” y la enumera entre los “productos esenciales” cuyo transporte debiese estar garantizado durante la emergencia por el coronavirus.

La Federación Internacional Planned Parenthood lanzó un llamado de emergencia por el coronavirus para recaudar fondos para la Asociación China de Planificación Familiar, que implementa las políticas de control de población de China. La agencia de población de la ONU, UNFPA, también lanzó una campaña para recaudar 67,5 millones de dólares para ser gastados en dos meses.

El instituto Guttmacher, entretanto, está advirtiendo sobre la disrupción en la cadena de aprovisionamiento  global de anticonceptivos y píldoras abortivas

El instituto Guttmacher, entretanto, está advirtiendo sobre la disrupción en la cadena de aprovisionamiento  global de anticonceptivos y píldoras abortivas.

En los EE. UU., la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi, intentó, según informes, proponer una alternativa al estímulo de 2 billones de dólares del Senado que no incluya la bipartidista enmienda Hyde, una ley de los EE. UU. que impide el financiamiento federal de abortos a nivel doméstico excepto en casos en que un niño es concebido por violación o llevar el embarazo a término pondría en peligro la vida de la madre. Según informes, intentó hacer lo mismo en marzo.

Algunos grupos abortistas están pidiendo a los estados dispensar de los períodos de espera y citas de seguimiento requeridos para los abortos, porque dicen que el traslado adicional expone a las madres al nuevo coronavirus.

Arguyen, también, que las restricciones al movimiento en áreas duramente afectadas por la pandemia están haciendo más difícil para las madres obtener un aborto, por lo cual debiese autorizarse el aborto mediante telemedicina -una controvertida práctica, promovida por la Organización Mundial de la Salud, que podría poner en riesgo a las madres.

En el Reino Unido, el gobierno ya ha relajado la regulación del aborto para permitir el aborto mediante telemedicina, tras una campaña del grupo abortista Amnistía Internacional.

Después que Texas y Ohio ordenaron cerrar todas las clínicas abortivas, declarándolas no esenciales, la Federación Nacional del Aborto, que representa a grupos de la industria abortiva en los EE. UU., está urgiendo a las autoridades gubernamentales federales y estatales a designar a las clínicas abortivas como “negocios esenciales”.