• El Gobierno griego remite al Parlamento el proyecto de ley sobre la reforma del código civil y la directiva europea de saneamiento de bancos.
  • La aprobación de estas medidas es una condición para que Grecia y los acreedores puedan iniciar las negociaciones sobre el tercer programa de rescate.
  • Mientras, los griegos tratan de adaptarse a la realidad de las restricciones bancarias y las subidas del IVA. El Gobierno griego que dirige el primer ministro Alexis Tsipras remitió al Parlamento el proyecto de ley sobre la reforma del código civil y la directiva europea de saneamiento de bancos, parte del segundo paquete de reformas acordadas con los socios y que será sometido a votación hoy mismo. La aprobación de estas medidas es una condición para que Grecia y los acreedores puedan iniciar las negociaciones sobre el tercer programa de rescate. Como explicamos, este texto recoge cambios en el código civil y la incorporación a la legislación griega de la Directiva europea de Resolución Bancaria, que garantiza los depósitos bancarios hasta 100.000 euros en caso de quita. Ahora bien: ¿Cómo están viviendo los griegos esta particular 'tragedia griega', o sea, las reformas impuestas por sus acreedores? "No me parecen bien las medidas, en ningún caso, pero a la vez creo que es importante que vuelvan a abrir los bancos y se recupere la normalidad", dijo a Efe Ilia, una abogada de 30 años, que considera que el pacto, aunque malo, era el precio a pagar para salvar la situación. "Es importante, porque necesitamos que el dinero fluya. Tengo un trabajo, y tengo que cobrar y pagar mis facturas. Con los bancos cerrados, mi vida entera cambia", concluye Ilia. "¿Qué más da todo esto? Está bien que los bancos abran, pero sigues sin tener dinero, la gente sigue sin tener trabajo, y el efectivo, muchos ya lo han guardado debajo del colchón", manifiesta también a Efe Andreas, un quiosquero de 60 años, que se encuentra cerca de una sucursal bancaria. Andreas se pone las manos en la cintura, mira la gente entrar y salir del banco y niega con la cabeza. "La situación sigue siendo mala", sentencia. Y según cuenta El País, en el atropellado arranque del nuevo IVA (con tres tipos: 6%, 13% y 23%), apenas sin tiempo para ajustar programas de contabilidad e informáticos, comerciantes y consumidores experimentan más dudas que certezas, y no sólo por el impacto real de la subida en sus respectivas economías (que muchos pequeños negocios se confiesan dispuestos a sufragar parcialmente de su bolsillo, para no perder clientes). Aunque la subida del IVA al 23%, con un incremento en torno al 9% en el precio final, no sólo afecta a la alimentación -también a servicios tan dispares como pompas fúnebres, academias, alojamiento, restauración, medios de transporte o productos higiénicos o para discapacitados-, el hecho de haber tenido que retasar al alza alrededor de 40.000 productos alimenticios ha provocado una confusión mayúscula en los pequeños comercios del ramo. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com