• Se trata un comunismo anarcoide, similar al de Podemos.
  • ¿Qué es el neocomunismo de Syriza y Podemos? El estalinismo progresista.
  • Syriza con banderas gays y alguna republicana. No serán estos los que derroten al financismo imperante.
  • Tsipras se ha impuesto por casi mayoría absoluta gracias al descontento, lógico, de un electorado que ya no cree en el proyecto europeo pero sigue creyendo en el euro.  
  • En el entretanto, Merkel se aferra a su 'ortodoxia': considera que Tsipras merece el peor de los escarmientos: que pague lo que debe.
  • Y en Moncloa, optimistas: Tsipras rebelará la ignorancia y la demagogia de su amigo Pablo Iglesias. Pero, por si acaso, también le acusan de corrupto… como la casta.

Genial artículo el de Navarra Confidencial (NC) sobre las elecciones griegas. Aseguran, de entrada, que a lo mejor la victoria de Syriza no es tan mala noticia. Hombre, sobre todo, porque los experimentos mejor hacerlos en casa del vecino, con Syriza, que no en casa propia, con Podemos. Es lo que se llama una maldad navarra pero no deja de ser lo mismo, exactamente lo mismo, que piensan en Moncloa esta mañana del lunes 26 de marzo. Para los hombres de Rajoy y de Soraya -que no son exactamente los mismos- con Tsipras se revelará la ignorancia y la demagogia de su amigo, Pablo Iglesias.

Eso sí -lo que no hace NC- en Moncloa, por si acaso la demostración no resultara definitiva, se han lanzado a una campaña para acusar de corrupción a todos los líderes de Podemos, a través de sus medios afines (más escritos que televisivos). Tiene una ventaja: dado lo que se ha elevado -o reducido, según se mire- el nivel de la corrupción en España, Pablo Iglesias, Monedero, Errejón, Tania (perdón por el machismo, que no es Podemos, es presunta corrupta de IU)… todos tienen cola que les pise. ¿Cola larga, asunto grave? Bueno, según los recursos públicos que han podido manipular hasta ahora, su nivel de corrupción resulta incluso más grave que los presuntos sobres -sospecho que reales- que cobró Mariano Rajoy como sobresueldos y que constituyen la clave de toda la política española actual. En estos términos, las acusaciones a Pablo Iglesias serán aún más graves que las acusaciones de Bárcenas a Rajoy.

Pero volvamos a Navarra Confidencial. Ya les he dicho que en Internet ha renacido lo pequeño, y que en el pequeño confidencial diario NC leerán lo que no leerán en ningún otro sitio. Por ejemplo, les recordarán que el sistema electoral griego premia al ganador -de forma asaz antidemocrática- con 50 diputados más. Vamos, que el señor Tsipras ha ganado pero no ha arrasado… que es la imagen reflejada por los medios de comunicación de todo el planeta.

Todo el mundo asegura que Syriza es un discurso razonable. Puede ser pero por ahora lo único que veo es homosexualismo, las banderas arcoíris lo dejaban claro, y leninismo disfrazado de lucha contra los mercados.

Porque ojo, Tsipras dice que no va a pagar, exige una quita. Si realmente acepta su deber moral de pagar, lo que propondría es marcharse del euro, volver al dracma y en todo caso, pedir, no exigir, una reducción de la deuda en orden proporcional a los abusos de la Troika y de los mercados financieros.

Y luego, el nazi Amanecer Dorado, que es gravísimo, aunque se queda en minoría mientras los estalinistas de Syriza son los vencedores. Oiga, no es comparable: el peligro que viene de Grecia no es el fascismo sino el comunismo. Eso es lo que representan Syriza y Podemos: la reentrada del comunismo por la vía del progresismo. En plata: Syriza y Podemos son estalinismo progre, injerto de víbora en cobra. Por eso, insisto, había tantas banderas homosexualistas homenajeando a Tsipras en su victoria.

En las tertulias televisivas, después de la cuales ya no se entiende nada de nada, se habla de 'populismo neocomunista". Yo matizaría que Syriza, al igual que Podemos, es más bien neocomunismo anarcoide que, naturalmente, no puede vender lo que piensa sino en nombre una compungida unción por la defensa del débil, es decir, con aire demagogo y populista.

Pero el caso es que Syriza ha ganado. Y ahora, también desde el análisis brillante de NC, nos lleva a la negociación de la deuda pública griega. Debe dinero Grecia, entre otra cosas, porque mintió -sobre todo el Pasok- en sus estadísticas oficiales y también porque se dejó llevar, no por los vientos de Moscú, sino precisamente por el más repugnante capitalismo de Washington y Nueva York: Goldman Sachs y los chicos de los bancos de inversión y fondos norteamericanos. Estos bancos se lucraban con las comisiones que les otorgaba la deuda pública griega y aceptaban unas estadísticas que sabían manipuladas y todo ello a costa de Dimitris el griego. Recuerden que el comisionista gana ahora e, independientemente de la evolución de la deuda en el mercado, mientras el inversor, salvo en casos de especulación rampante, gana en el tiempo.

Y la canciller Angela Merkel, siempre tan clemente, no está dispuesta a que Grecia sea el listillo. Quiere que paguen lo que deben. Las deudas hay que pagarlas, ciertamente, y más los créditos conseguidos con falsedad, pero la extorsión también resulta condenable. Y lo cierto es que, miremos a Europa o miremos al mundo, el rentismo gana posiciones respecto a la economía real: la que produce bienes y servicios y se preocupa de crear cosas, no a rentabiliizar la ganancia de lo creado antes. En plata: antes o después, el jubileo será la única solución a una deuda pública creciente e impagable y, antes o después, el Estado del bienestar deberá desaparecer o se consolidará la sociedad del malestar por unas prestaciones públicas imposibles de mantener.

Pero la solución a los enjuagues del capitalismo no es el neocomunismo. Syriza, como Podemos, es demagogia: ha llegado al poder diciendo que no iba a pagar lo que debía y que, no sólo no piensa desmontar el Estado del bienestar, sino recuperar el nivel de prestaciones que han llevado al desastre y que ha favorecido que la atonía, cuando no la vagancia, se imponga.

Porque más grave que la discusión sobre la deuda, me parece menor comparado con las tendencias liberticidas del partido ganador en Grecia. En cualquier caso, hay que ayudar a Grecia sin permitir que el modelo neocomunista de Tsipras se imponga.

Por cierto, los aludidos tertulianos no dejaban de llevarse las manos a la cabeza por la participación conseguida por los nazis de Amanecer Dorado. Sí, no es bueno que los nazis tengan respaldo popular, pero ha sido un semifracaso, frente al apabullador triunfo del neocomunismo de Syriza. Y el comunismo es tan malo como el nazismo y ha causado aún más males que éste a la humanidad… que ya es decir.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com