El Banco de España certifica que la economía española crecerá en 2019 al 2%, una décima menos que la previsión del Gobierno (según la ministra Calviño, una previsión de lo más modesta) y, lo que es más importante, cuatro décimas menos que en 2018. Seguimos bajando, se acelera la desaceleración… llámenlo como quieran. El déficit comercial, el gran éxito (único éxito) de Mariano Rajoy se ha disparado con Sánchez durante los últimos cuatro meses.

La economía no va mal pero vamos a peor. Lo notamos menos porque nos hemos acostumbrado a sobrevivir

Al tiempo, no se crea la burbuja inmobiliaria tan temida, pero sí en materia de alquiler con precios disparados. La vivienda en propiedad, simplemente ha paralizado ventas e hipotecas, lo que nos llevará a otro rebrote del paro. Por ahora seguimos en acelerada desaceleración. Es decir, que se piden menos hipotecas y se compran menos pisos, ergo, que aún se crea empleo, pero cada vez se crea menos y se destruye más… que no vamos mal pero vamos a peor.

Es lo mismo que ocurre con el independentismo catalán. ¿Influye en la economía? Sí, desde luego. De hecho, las últimas cifras ya hablan de que Madrid ha vuelto a sobrepasar a Cataluña como primer productor de PIB de España (y mucho más solidario que Cataluña, ofrece más riqueza al resto).

Una verdad incómoda se abre camino: con los tipos a cero, el ahorro no sirve para mucho

¿Y por qué no notamos esas cifras, por qué parece que nada ha cambiado? Pues porque nos hemos acostumbrado a sobrevivir.

El BdE pide un gobierno estable para hacer reformas estructurales. Sólo le ha faltado añadir… pero que no sea de Podemos, por favor. Porque claro, resulta que las reformas ‘estructurales’ que solicita el Banco de España significan menos déficit y menos impuestos, justo lo contrario de lo que planean el tándem PSOE-Podemos.

Seguimos teniendo más proletarios que propietarios, malo

En cualquier caso, si toman distancia y amplían el ángulo, nos encontramos con una verdad incómoda, mucho más grave, que se va abriendo camino: con los tipos a cero, el ahorro no sirve para mucho. Sí, varias generaciones han vivido pensando cómo colocar su ahorro, pero el único ahorro es el productivo, el que se invierte en montar tu propio modo de vida, el de la micropyme y la empresa familiar, aquella que desapareció con la globalización.

Menos mal que ha llegado Donald Trump. Nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos por detener una globalización asimétrica e injusta, donde los chinos se han convertido en la primera potencia mundial gracias a la explotación miserable de sus propios conciudadanos y, ahora, del mundo entero. Como no había que ponerles fronteras porque eso estaba anticuado y era insolidario, China y otros países han expandido la insolidaridad, la injusticia y la explotación por todo Occidente. Creíamos que la globalización era sinónimo de prosperidad y de paz y hemos conseguido todo lo contrario: pobreza y violencia.

Internet aún no cumple el mandamiento básico: el número ideal de socios es impar, inferior a tres

En resumen, lo grande ha ganado la batalla a lo pequeño y seguimos teniendo más proletarios que propietarios. Malo. Recuerden que en lo pequeño radica la única justicia social porque lo grande es ingobernable.

A pesar de que Internet es la esperanza de un resurgir de lo pequeño, la WWW aún no cumple el mandamiento básico: el número ideal de socios es impar, inferior a tres.