• El presidente de Iberdrola lamenta, "como español", la falta de reglas de juego claras y de una planificación de largo plazo.
  • Toma el testigo de los Entrecanales como 'talibán' de la energía 'verde': no se puede ir "en contra de los tiempos".
  • Se queja de la falta de diálogo y afea el "cortoplacismo" del Gobierno, responsable de la política energética.
  • Y de los "muchos impuestos" que pagan las eléctricas o los intereses políticos parta cargan contra ellas.
Duras declaraciones las del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán (en la imagen) con la inestabilidad regulatoria y fallos en la planificación energética, que tendrán su efecto cuando lleguen al Gobierno. Recuerdan a las críticas contra la seguridad jurídica en España, lanzadas en Londres en 2014, interpretadas en Moncloa como un misil de carga contra Rajoy. Sánchez Galán, sin embargo, no se ha referido a la guerra particular con el ministro de Energía, Álvaro Nadal, por el cierre de las centrales de carbón o, unos meses por la clausura de la central nuclear de Garoña, un presagio de lo que queda por llegar con el resto. Nadal tiene en cuenta la seguridad en el suministro, los precios y las metas pactadas con Bruselas en cuestiones medioambientales -como reiteró ayer miércoles, en el Congreso, con la acusación a las eléctricas de querer cierres por intereses-, y Sánchez Galán -con un día de diferencia, en un foro de El Confidencial-, ha optado por señalar las carencias tanto regulatorias como en planificación, "cortoplacistas". Las enmiendas de Galán afectan a un recorrido bastante amplio, a diferencia de otros países que conoce por la actividad de Iberdrola (EEUU, Brasil, México, Reino Unido), porque faltan "reglas de juego muy claras, decisiones consensuadas y marcos muy de largo plazo". La consecuencia, ha señalado, es una continua corrección de un Gobierno a otro, "a ver si conseguimos no decir que el anterior se equivocó". Y en el terreno legal, mucho pleitos. "Me duele como español -ha dicho- dar tanto trabajo a los abogados. ¿Por qué no podemos evitarlo? ¿Por qué somos distintos?". Experiencia personal, en ese sentido, no le falta, ha señalado, por sus 17 años al frente de Iberdrola: "Seis ministros y 12 ó 13 secretarios de Estado, que empiezan a escribir cosas" y una prueba: las inversiones en ese plazo de unos 25.000 millones con un efecto "casi nulo" en el resultado porque el beneficio no cambia. Se ha quejado también del "montón de impuestos" que pagan las eléctricas, un subterfugio de los políticos para evitar el ruido mediático o tener que dar cuenta al Parlamento. La razón de la fiscalidad ha sido -y sigue siendo- uno de los frentes de batalla de Iberdrola contra las centrales nucleares, que finalmente cerrarán, como el carbón y los ciclos combinados, aunque "manera ordenada y sabiendo cómo se va a pagar", ha señalado. Hispanidad ya informó del plan de Galán: un cierre "ordenado" de las centrales hasta 2034. Galán se ha alzado de nuevo, finalmente, como un talibán en defensa de la energía verde, como si tomara el testigo de Entrecanales. No se puede ir "en contra de los tiempos", ha dicho, que es lo más parecido a dictar, desde una empresa, cómo deber se la política energética, de acuerdo con un mix (sistema de reparto), que corresponde planificar a un gobierno, eso sí a través de diálogo con las partes. Si todo el mundo va en esa dirección, "España no se puede mover en la contraria". Claro, del mismo modo, se le ocurre al cronista, que si España prescindiera de la energía nuclear, se le iba al traste el 20% de la generación, o si se prescinde, en breve, de las plantas del carbón, como dice Nadal, los precios subirían un 10%. De modo que Galán, en efecto, tiene en cuenta el efecto en el dividendo (el accionista) del mismo modo que el Gobierno tiene en cuenta, además al consumidor. Galán ha señalado, sin embargo, que éste también resulta perjudicado por culpa de la fallida planificación energética y porque la energía verde es más barata. Uno piensa, cómo no, en que sería deseable que España tuviera las mismas posibilidades que los países nórdicos para el negocio eólico marino, en el que es líder, por cierto Iberdrola. Rafael Esparza