El pasado domingo 30 de septiembre, el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, cumplía 68 años de edad. Eso significa que habrá pasado su tarde de cumpleaños, según costumbre de los domingos, realizando encargos a sus directivos, consejeros y colaboradores, para que se encuentren los deberes el lunes, a primera hora de la mañana. A cambio, Galán deja de darles la vara el viernes por la mañana, cuando se retira a sus fincas de Salamanca para pasar el fin de semana.

Galán se empeña en retirarse a los 75

Pero los años no pasan en balde para nadie. Tras la retirada de Francisco González, su principal competidor en capitalización bursátil, Ignacio Galán, que se aproxima a los setenta, no quiere que le hablen de sucesión. Un puesto para que, siempre en la compañía y en el sector se había considerado da José Sainz Armada (59 años), director financiero el hombre mejor situado para sucederle. Pues no parece que esa sea la línea prevista por Galán.

Lo cual juega en contra del hombre que parecía llamado a sucederle: José Sainz Armada

Veamos: José Ignacio Galán no nombrará un CEO –es la petición que más nervioso le pone– hasta los 70 años de edad, en 2020. A partir de ahí, puede nombrar un primer Ejecutivo, sí, CEO pero seguirá en su intento de mantenerse en el puesto hasta los 75 años. Tiempo más que suficiente para el esquema de sucesión que tiene Galán en mente: conseguir al igual que intentó FG y no consiguió, jubilarse como presidente de la mayor eléctrica del mundo por capitalización, es decir, con una fusión con una empresa extranjera. Lo que ya hace un tiempo declara el propio Galán: el próximo presidente de Iberdrola se llamará Smith.

Y tampoco ninguno de sus hijos ni su yerno: demasiado jóvenes

Además, hay otro factor que corre en contra de Sainz Armada y es muy grave: Galán considera que Iberdrola debe ser una empresa ingenieros: él es ingeniero, su segundo de ahora mismo, Francisco Martínez Córcoles, también es ingeniero (ambos ICAI) pero Sainz Armada es financiero (ICADE). Y claro, eso juega en su contra. En cualquier caso, ninguno de los dos se llama Smith.

Por cierto, tampoco ninguno de sus hijos, ni su yerno, nombrado director financiero de Gamesa, está en línea de sucesión.

Otra idea clave de Galán: Iberdrola no es una empresa de financieros sino de ingenieros

Galán tiene cuatro hijos: María, Pablo (también trabaja en Iberdrola, pero es ICADE), Teresa y Pablo (ICAI). Este último también va para ingeniero, pero tiene un problema: cuenta con 19 años de edad aunque, eso sí, es el favorito de su padre.

Así que el próximo presidente de Iberdrola se llamará Smith. Eso sí, también su colega FG intentó la sucesión por fusión y se quedó con las ganas.