• Ojo, La Caixa, principal accionista de Gas Natural Fenosa, no busca la fusión con Gaz de France, sino una alianza.
  • La buena relación entre Isidro Fainé y el presidente de GDF Suez, Gérard Mestrallet, facilitaría el acuerdo.
  • Se trata de aprovechar la nueva política energética europea que más o menos lidera Arias Cañete.
  • Y a todo eso se añade el frente abierto contra Gazprom, de la que depende un tercio del gas que consume Europa.
Gas Natural Fenosa (GNF), que preside Salvador Gabarró (en la imagen), tiene muy claras dos cosas en estos momentos: que le ha llegado el momento de crecer y que algo está cambiado en Europa desde que la Comisión Europea se ha puesto las pilas para que la unión energética sea algo más que una entelequia en el horizonte. Y a eso se añade otro problema, como se ha puesto de manifiesto esta misma semana: la dependencia del gas ruso que llega de Gazprom. Para lo primero, la estrategia es clara: se trata de aumentar dimensión, pero no con fusiones, sino mediante acuerdos comerciales. Y en esa línea, Gabarró también tiene claro que el socio más lógico para GNF es la francesa GDF Suez, la energética que toca todos los palos: generación y distribución de electricidad de gas y electricidad. Por eso, Gabarró busca un acuerdo comercial con los franceses, en principio sin intercambios accionariales. Una alianza con GDF Suez se aprovecharía también de los nuevos aires que soplan en Bruselas sobre la necesidad de la unión energética, a través de las infraestructuras gasistas y las interconexiones eléctricas. Es una de la ideas madres que más o menos lidera el comisario español Miguel Arias Cañete. Más o menos, por aquello de que hay un país, Francia, por el que pasan todos los designios en ese sentido, y no ha sido precisamente muy generoso hasta ahora para la entrada en Europa del gas procedente de España. La espinita también se ha trasladado a una relación de amor y odio entre Gas Natural Fenosa y GDF Suez, pero la cosa puede cambiar con la política europea de nuevos gasoductos. En otras palabras, la situación aconseja ser aliados más que enemigos. Las dos empresas son ahora competidoras, pero podría ablandar su acercamiento y ayudan en las alianza la buena relación -sintonía también- entre Isidro Fainé, presidente de La Caixa -principal accionista de Gas Natural Fenosa- y el presidente de GDF Suez, Gérard Mestrallet. Esa relación es cordial y viene de lejos. Lo último que han negociado fue la venta a Suez Environnement, mediante canje de acciones, del 25% de La Caixa en Agbar, propietario de Aguas de Barcelona. Con esa operación, La Caixa, a su vez, tiene asegurado un 5% en la francesa, que podría ampliar al 10%. Mestrallet, por su parte, fue el artífice de la segregación de la gran compañía Suez en dos grandes compañías: GDF Suez, en la que se concentraron los activos energéticos, y Suez Environnemet, en las que quedaron el tratamiento de agua y la gestión de residuos. La primera, propietaria de Agbar, mantiene todavía un 35% en Suez Environnement. Mestrallet, en suma, puede mucho, ya ven. El alcance de una alianza entre Gas Natural Fenosa y GDF encaja también en la nueva etapa de las compañías energéticas, obligadas a buscarse la materia primera al mismo tiempo que tienen que afrontar grandes inversiones en tecnología y redes. La solución no está en las fusiones sino en la ampliación de los acuerdos comerciales. Y a eso añadan el frente abierto contra la estatal rusa Gazprom tras la denuncia, esta misma semana, de abuso de posición dominante en el mercado. Fue muy clara a este respecto la comisaria de Competencia, Margrette Vestager, al acusar al gigante ruso de sus prácticas para dificultar la competencia y encarecer los precios en Europa. Gazprom produce el 20% del gas, pero, lo más importante, suministra un tercio del gas que consumen el centro y el este de Europa. También desde este punto de vista, la alianza de GNF y GDF Suez se plantea como alternativa razonable, para ganar peso frente a la alternativa-dependencia de Gazprom. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com