• El fatalismo de las fusiones. Pero todos quieren la que no es posible.
  • Guindos y Goirigolzarri quieren que Bankia se fusione con el BBVA y echar a Francisco González.
  • FG, presidente del BBVA, quiere comerse al Popular. Lo mismo desea el Sabadell de Pep Oliu, al que quiere el Santander.
  • Jordi Gual, de Caixabank, no quiere ni un solo movimiento de fusión: primero comerse el BPI.
  • Emilio Saracho quiere ser presidente del Popular por más de un día: no quiere fusionarse.
  • Algunos perdedores del Popular quieren que el Santander se quede con el banco y vuelva Luis Rivera.
  • Y el Gobierno quiere que alguien se coma a Liberbank, BMN, Abanca, Unicaja e Ibercaja.
Juguemos a las fusiones bancarias en España. Seguramente el proceso, en frío, no es querido por nadie, porque la experiencia fusionadora en banca resulta lamentable. Pero como el negocio bancario ha dejado de ser negocio, y lo único que se le ocurre a los reguladores es despedir al personal, se busca la excusa de una fusión, momento en el que cualquiera está dispuesto a aceptar lo que sea. Si se trata de reducir plantilla, digo yo que se puede hacer sin fusiones. Pero no se equivoquen: los que no se van son los da arriba, los consejeros y directivos de primer nivel. La única manera de echarles es mediante una fusión. En cualquier caso, los banqueros miran con determinismo fatalista un proceso tremendo. Y el Gobierno achucha, por la misma razón que el Banco Central Europeo (BCE): tienen más miedo a una nueva crisis financiera que a un tornado. Repaso rápido: Guindos y Goirigolzarri quieren que Bankia se fusione con el BBVA y echar a Francisco González. El problema es que a lo mejor el aludido no está por la labor. ¡Le queda tanto por hacer para la metamorfosis digital! FG, presidente del BBVA quiere comerse al Popular, lo que le aproximaría más al Santander. Fuera no le ha ido muy bien. El Sabadell de Pep Oliu quiere comerse al Popular ahora que Ángel Ron deja la Presidencia. El Santander quiere comerse al Sabadell y en principio a nadie más, pero Oliu no está por la labor. Quiere jubilarse a los 70 -le quedan tres- como un gran banquero, no como un absorbido. Jordi Gual, de Caixabank no quiere ni un solo movimiento de fusión: primero comerse el BPI. Tiene para rato. Emilio Saracho quiere ser presidente del Popular por más de un día: no quiere fusionarse. Algunos perdedores del Popular quieren que el Santander se quede con el banco y vuelva Luis Rivera. Y el Gobierno quiere que alguien se coma a Liberbank, BMN, Abanca, Unicaja e Ibercaja. ¿Es necesario? Por supuesto que no, pero a Luis de Guindos y a ningún miembro del Eurogrupo le gustan los bancos pequeños. ¿Por qué? Porque son un incordio. Además, aquí se lleva el burro grande, ande o no ande. Eulogio López eulogio@hispanidad.com