• La desmentida fusión con Commerzbank dibuja las contradicciones del sector: mucho capital y pocos empleos.
  • Pero no es la unión bancaria que quiere Bruselas: un proceso de concentración continental, no nacional.
  • "En Alemania hay demasiados bancos", se queja el Ceo del primer grupo financiero germano.
  • Aunque el problema principal es el castigo de la política monetaria del BCE: el estrechamiento de márgenes.
  • Comienzan las apuestas en bolsa, por eso suben los valores bancarios.
Las conversaciones entre Deutsche Bank y Commerzbank -posteriormente desmentidas- para una posible fusión han sido la excusa perfecta para volver a este sector y despertarlo del marasmo bursátil. La noticia ha sido publicada por la revista germana Manager Magazine, y a pesar del desmentido, ha provocado la subida de esas dos entidades en bolsa, entre el 3% y 4%, y de otros valores. España no ha sido una excepción. ¿Novedades? Están más en el fondo que en la forma que ha empleado, por ejemplo, el consejero delegado de Deutsche Bank, John Cryan (en la imagen), que se ha quejado de que "en Alemania hay demasiados bancos" y ha puesto sobre la mesa la necesidad de más fusiones "no sólo nacionales; también transfronterizas". La noticia de una fusión entre los dos bancos alemanes ha quedado en nada -el propio Cryan se ha encargado de ello-, pero era perfectamente previsible que surgiera en cualquier momento. Hasta Manager Magazine lo ha dado a entender: fase muy temprana de negociación, operación teórica, etc. Pero era perfectamente previsible, precisamente, por las contradicciones en las que vive el sector financiero en Europa. Por un lado, está la presión del BCE a los bancos con una política monetaria que está estrangulando sus márgenes de negocio con tipos de interés en mínimos históricos, próximos al 0%. Y por otro lado, esos mismos bancos están en la diana de la unión bancaria que quiere Bruselas. Dicho de otro modo, lo que defiende la Comisión Europea es grandes bancos europeos -como en EEUU- y eso no cuela sólo con fusiones nacionales entre bancos alemanes, italianos, franceses o españoles, sino en procesos de concentración de más alcance, entre bancos alemanes y franceses, por ejemplo. Claro que eso a lo que lleva también es a bancos muy capitalizados y con pocos costes; es decir: mucho dinero y pocos puestos de trabajo, aprovechando para ello las nuevas tecnologías (la digitalización). La presión regulatoria, además, es enorme en las exigencias de capital (para eso están los tests de estrés) y en la supervisión, al revés que hace unos años, cuando los bancos conseguían rentabilidades razonables con mucho menos capital. Se lo explicábamos este martes al analizar la capitalización menguante de los bancos españoles que cotizan. Conclusión: que unos bancos se coman a otros para ser más grandes y sean más eficientes (con menos costes). Se ha cumplido una fase, a escala nacional, pero queda la otra: a escala europea. En España toca esperar, no queda otra, les informábamos recientemente. Desde este punto de vista, el Ceo de Deutsche Bank no ha aportado nada que no se supiera y a pesar del desmentido de una fusión con Commerzbank, los dos bancos suben con fuerza en la Bolsa de Fráncfort. ¿Qué ha dicho Cryan? Aparte de que en Alemania hay demasiados bancos, que Italia tendrá que hacer lo mismo que España para consolidar el sector bancario, que él se apunta también a las fusiones. Paradójicamente,  Cryan se ha quejado también de que el Deutsche Bank tiene mucha más presión que otros bancos alemanes para aumentar sus ingresos. Y es en ese punto cuando se ha referido a que muchas de esas entidades son de propiedad pública, como en el caso de las cajas de ahorro y los bancos regionales. Son esos mismos bancos o cajas los que han sido pulverizados en otros países con el actual sistema financista (en España, sin ir más lejos). Y eso que tenían una función más laudatoria (obra social y soporte financiero de las empresas) que ganar dinero a costa de lo que sea, aunque sean trampas, y balances trimestrales prometedores. Una de las víctimas de ese modelo ha sido precisamente el Deutsche Bank, en el que Cryan está intentando poner orden desde que se puso al frente en 2015. El primer banco germano dejó de ganar dinero con los créditos y se decantó hacía la banca de inversión (tras comprar en 1999 Bankers Trust) y la gestión de patrimonio de los ricos. La estela siguió después con ejecutivos que asumían cada vez más riesgos y sin rendir cuentas por las consecuencias de sus negocios. El castigo ha sido brutal: ya no cotiza en el Stoxx Europe 50, el índice de las 50 compañías europeas con mayor capitalización bursátil y sus acciones valen en torno a los 13 euros, no los 33 a los que llegaron. Miriam Prat miriam@hispanidad.com