• La maldición de la costa mediterránea.
  • El Banco Mare Nostrum necesita un Gobierno… para poder ser comprado y salvado.
  • Y Unicaja también espera una solución.
  • Mientras, Escotet continúa con su peligroso juego en Abanca.
  • Liberbank no se considera una preocupación pero sólo por el argumento de que ya cotiza en Bolsa. ¿Es suficiente?
  • Y mientras, Unicaja y Kutxabank sacan pecho para dejar claro que no necesitan ayudas y que la banca mediana, y aún pequeña, también puede subsistir.
  • Y todos pendientes del final de este periodo de interregno. Ejemplo: si Podemos sube al poder, ¿qué pasaría con Bankia?
En el sector bancario, y en el Banco de España, todo el mundo habla de fusiones y todo termina de igual forma: pero mientras no haya nuevo gobierno… El problema primero se llama Banco Mare Nostrum (BMN). Carlos Egea (en la imagen) sabe que el deterioro de la entidad no aguanta más. Mare Nostrum, y esto vale también, por ejemplo, para Unicaja, sufre la maldición de la costa mediterránea, un agujero negro del negocio bancario. En definitiva, crédito promotor de apartamentos en la costa… del Mare Nostrum, crédito que terminó en un estallido global que dejó morosidad a manta en los balances, mora de la que algunos, como BMN, aún no se han recuperado. En cualquier caso, BMN no aguanta más. Necesita de alguien que lo compre y el juego de las fusiones no ha empezado porque no hay gobierno. Algo parecido, a otro nivel, que conste, le ocurre a Unicaja, que también arrastra su pesadilla mediterránea más la absorción siempre fallida de Caja Duero. Liberbank asegura que está en bolsa y por ello nada tiene que temer. ¿Argumento suficiente? No lo creo, a la vista de las cuentas, salvadas mediante activos fiscales, que estar en bolsa resulte definitivo. ¿Y qué me dicen de Abanca? El subgobernador del Banco de España, al frente del FROB en aquel entonces, Fernando Restoy, se empeñó en otorgárselo a un venezolano de origen incierto, Juan Carlos Escotet, y hoy no podemos decir si marcha bien o mal pero nos tememos que va peor de lo que sospechamos. Dos excepciones en la banca mediana: Ibercaja y Kutxabank. Ambos están haciendo los deberes y demostrando que la dimensión no es garantía ni de solvencia ni de rentabilidad; que un banco pequeño puede ser más solvente y más rentable que uno grande, y de hecho, suele serlo. Otra cosa es que el regulador europeo y Basilea se empeñen en ello y que el Gobierno español y el Banco de España les secunde. En cualquier caso, el periodo de interregno podría acabar -¿por qué no?- con Podemos en el poder. Y entonces, ¿qué pasaría, por ejemplo, con Bankia? ¿Se quedaría como banca pública? Eulogio López eulogio@hispanidad.com