El Papa Francisco ha tenido su primer encuentro con los jóvenes de más de 150 países, en la JMJ de Panamá.

El Santo Padre advirtió como “el padre de la mentira, el demonio” prefiere un pueblo dividido y peleado. “Tenemos muchas diferencias, nos vestimos diferente, pero podemos tener un sueño común. Sí, un sueño grande y capaz de cobijar a todos. Ese sueño por el que Jesús dio la vida en la Cruz y el Espíritu Santo se desparramó y tatuó a fuego el día de Pentecostés en el corazón de cada hombre y cada mujer, en corazón de cada uno, el tuyo y en el mío, a la espera de que encuentre espacio para crecer y para desarrollarse”, aseguró, recoge Zenit.

¿Qué nos mantiene unidos? ¿Por qué estamos unidos? ¿Qué nos mueve a encontrarnos? ¿Saben lo que es? A estas preguntas que formuló Francisco respondió asegurando que “la seguridad de saber que hemos sido amados con un amor entrañable que no queremos y no podemos callar, un amor que nos desafía a responder de la misma manera: con amor. Es el amor de Cristo que nos apremia”.

Este amor –agregó el Pontífice- no aplasta, no se calla, no humilla ni avasalla. “Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que sana y levanta. Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado. Es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega. Es el amor que no se pavonea, que no la juega de pavo real, que se da a los humildes. Ese es el amor que nos une a nosotros”, explicó a los jóvenes.

Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado

María, que tenía la edad de muchos de los peregrinos cuando concibió a Jesús, creyó en este amor y a la pregunta del ángel, el Papa recordó que respondió “he aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Por ello, pidió a las decenas de miles de peregrinos que cerraran sus ojos y pensaran en la Virgen. “No era tonta, sabía lo que sentía su corazón, sabía lo que era el amor y respondió ‘He aquí la Sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra’. En este momentito de silencio, Jesús le dice a cada uno, a vos, a vos y vos: ¿Te animas? ¿Quieres? Piensa en María y contesta: quiero servir al Señor, que se haga en mí según tu palabra”.

A la vuelta a cada una de las naciones de origen, el Papa aseguró que “cada uno volverá a casa con la fuerza nueva que se genera cada vez que nos encontramos con los otros y con el Señor, llenos del Espíritu Santo para recordar y mantener vivo ese sueño que nos hace hermanos y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo: allí donde nos encontremos, haciendo lo que estamos haciendo, siempre podremos levantar la mirada y decir: Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado —¿se animan a repetirlo conmigo?—. Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado. Más fuerte, están roncos: Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado”.

Es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega. Es el amor que no se pavonea, que no la juega de pavo real, que se da a los humildes

En otro momento, el Papa destacó ante las autoridades que en estos días Panamá es la sede de la Jornada Mundial de la Juventud, a la que han peregrinado jóvenes “de los cinco continentes, cargados de sueños y esperanzas”, y que “rezarán y reavivarán el deseo y su compromiso por crear un mundo más humano”.

“Así desafiarán las miopes miradas cortoplacistas que, seducidas por la resignación, la avidez, o presas del paradigma tecnocrático, creen que el único camino posible se transita en el juego de la competitividad, [de la especulación] y de la ley del más fuerte donde el poderoso se come al más débil”, afirmó.

En ese sentido, dijo que hasta el 27 de enero en que culmina la JMJ, “seremos testigos de la apertura de nuevos canales de comunicación y entendimiento, solidaridad, de creatividad y ayuda mutua”.

“Otro mundo es posible, lo sabemos y los jóvenes nos invitan a involucrarnos en su construcción para que los sueños no queden en algo efímero o etéreo, para que impulsen un pacto social en el que todos puedan tener la oportunidad de soñar un mañana: el derecho al futuro es también un derecho humano”, expresó.

Seremos testigos de la apertura de nuevos canales de comunicación y entendimiento, solidaridad, de creatividad y ayuda mutua

A las autoridades también las invitó a “vivir con austeridad y transparencia, en la responsabilidad concreta por los demás y por el mundo; llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción”, recoge Aciprensa.

El Papa señaló que los jóvenes reclaman de todos, “comenzando por quienes nos llamamos cristianos”, “la osadía de construir ‘una política auténticamente humana’ que ponga a la persona en el centro como corazón de todo”. Esto implica “crear una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población toda”.

Asimismo, dijo que “es imposible pensar el futuro de una sociedad sin la participación activa –y no solo nominal– de cada uno de sus miembros, de tal modo que la dignidad se vea reconocida y garantizada en el acceso a la educación de calidad y en la promoción de trabajos dignos”.

“Ambas realidades tienen la fuerza de ayudar a reconocer y valorar la genialidad y el dinamismo creador de este pueblo y a su vez, son el mejor antídoto ante cualquier tipo de tutelaje que pretenda recortar la libertad y someta o saltee la dignidad ciudadana, especialmente la de los más pobres”, afirmó.