Francia asiste al pulso de los sindicatos ferroviarios contra el presidente, Emmanuel Macron, porque no quieren dejar de jubilarse antes que el resto de trabajadores (los maquinistas pueden hacerlo a partir de los 52 años). Por ello, han convocado una huelga intermitente que durará tres meses y no es baladí porque en el país no hay una ley que obligue a mantener unos servicios mínimos.

Los maquinistas se podían jubilar a partir de los 52 años, mucho antes que el resto de trabajadores

Los sindicatos ferroviarios, sobre todo CGT, se quejan por el fin del Estatuto del Ferroviario que se va a llevar a cabo con la liberalización de la pública SNCF. Un proceso que Francia hará para cumplir la orden europea, asignatura pendiente también para España, que deberá abrir la competencia en el transporte de viajeros por ferrocarril que hasta ahora monopoliza Renfe.

Los sindicatos quieren protestas de más colectivos con el fin de parar las reformas de Macron

Los empleados de SNCF temen en dicha liberalización por las garantías de empleo ilimitadas, los aumentos salariales automáticos y los derechos de jubilación anticipada que tenían. Pero los sindicatos no sólo se agarran a estos clavos, buscan protestas de otros colectivos (funcionarios, estudiantes, jubilados, basureros, empleados de Air France…) con el fin de parar las reformas de Macron, a pesar de que este les ganó la batalla y sacó adelante su reforma laboral.

La protesta de los jubilados, que salieron a las calles hace unas semanas, no es para obviar: un 74% votó a Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de mayo de 2017. En concreto, muchos ven injusta la subida de impuestos del 1,7% en nombre de la “solidaridad intergeneracional”. Además, Francia sigue retrasando la edad de jubilación, pero a un ritmo más rápido que el de España (cuatro meses por año), por lo que alcanzará los 67 años en 2023… y así, las prejubilaciones se complican más.