• La presidenta del Parlamento de Cataluña descarta dimitir a pesar de ser investigada por el TSJC.
  • Y se erige en mártir y en heroína del independentismo, ávido de figuras martiriales que esgrimir.
La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) acordó ayer martes admitir a trámite la querella presentada por la Fiscalía contra la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell (en la imagen), por presuntos delitos de desobediencia y prevaricación al desobedecer al Tribunal Constitucional, cuando permitió que la cámara catalana votara la hoja de ruta independentista. La sala de admisión de la querella ha razonado que tanto los hechos que la Fiscalía narra en su querella cómo el auto del pasado 16 de octubre, en que el TC advirtió de que la actuación de Forcadell supone un "incumplimiento objetivo" de su deber. En este sentido, el TSJC "valora inicialmente como posible" la comisión de un delito de desobediencia y, eventualmente, de otro de prevaricación por parte de Forcadell. El auto, que puede ser recurrido en un plazo de tres días, reproduce el relato de hechos que la Fiscalía desgranó en su querella, en la que recriminaba a Forcadell haber utilizado "torticeramente" el reglamento del Parlamento catalán para poner en marcha por la "vía de hecho" su "designio soberanista", pese a las "claras advertencias" del TC. "Manifestando una voluntad inequívoca e irreversible de llevar adelante su proyecto político por la fuerza de los hechos consumados, con total desprecio a la Constitución de 1978". Pero la propia Forcadell ha descartado este miércoles dimitir por el proceso judicial abierto por el TSJC y ha dicho no tener "miedo" ante el "ataque antidemocrático" del Estado contra el proceso soberanista. En declaraciones a Catalunya Ràdio, Forcadell ha salido al paso de las peticiones de dimisión expresadas por Ciudadanos y el PPC, informa Efe. "Evidentemente no dimitiré por haber cumplido mis funciones como presidenta del Parlament, haber defendido la soberanía del Parlament y haber defendido el derecho de iniciativa de los diputados", ha recalcado Forcadell, que no piensa permitir que la Mesa "haga de órgano censor" y decida qué se puede debatir y qué no, "que es lo que quiere el Gobierno español". De esta manera, Forcadell se salta el consenso de los partidos acerca de que un político debe dimitir si es imputado. Y, a la vez, se erige en 'mártir' del independentismo catalán, ávido de mártires que esgrimir como excusa para seguir saltándose las leyes y las normas, bajo las cuales ellos también se encuentran. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com