Pasen y vean. Decíamos ayer que José María Aznar se ha tomado muy en serio lo de tumbar a su sucesor al frente de la derecha española, a quien el mismo eligió, a un tal Mariano Rajoy. Quiere Aznar que le sustituya la nueva derecha de Albert Rivera, derecha moderna, tirando a pagana, liderada por un personaje que vino al mundo político en cueros… y no se trata de una metáfora.

Pero cuando escribí tal ignoraba lo mejor. En el contubernio para tumbar a Rajoy y sustituirle por Rivera anda metido el más famoso empresario del momento: Florentino Pérez, presidente de ACS y del Real Madrid. Quizás no por ese orden.

El líder de Ciudadanos y el presidente del Real Madrid aprovechan la agonía de Rajoy para el asalto a La Moncloa

Pues bien, con Aznar como celestino, ¡Oh capitán mi capitán! ha contraído nupcias –políticas, of curse- con Albert Rivera. El matrimonio aspira a gobernar desde Moncloa y a detentar el liderazgo empresarial, o sea, económico, español.

Y hay que reconocerlo: Florentino siempre ha sabido sacar lo mejor de la clase política. En su propio beneficio, naturalmente, pero también para eso se necesita mucha ciencia. Los políticos nunca dan, siempre piden, pero cuando piden se ven afectados por un trastorno de ingenuidad: piensan que les regala cuando lo hecho es que el empresario se lo está vendiendo.

Rivera en la Presidencia y ¡Oh capitán mi capitán! como líder empresarial

En cualquier caso, Manuel Pizarro, guardián de las esencia de la derecha española, y hombre de inteligencia despierta, es el estrategia de la operación, que para Aznar se resume en esto: “pon a Albert y quita a Mariano”. La sagacidad de Pizarro se deja ver en que hay dos personas en la cúspide empresarial española que no respetan a nadie… salvo a don Manuel Pizarro: FG, presidente del BBVA, y Florentino Pérez. Este último ya trabajaba en Moncloa con Pizarro, aunque en calidad de meritorio, ‘temporibus illis’, cuando la UCD..

Así que ya lo saben: el matrimonio Florentino-Albert se prepara para gobernar España. ¿Y no decían que desde la retirada de César Alierta y la muerte de Emilio Botín no había un líder patronal? Pues ahí lo tienen: se llama Florentino, le llaman ¡Oh capitán, mi capitán!