Francisco González ha dimitido este jueves como presidente de honor y presidente de la Fundación BBVA, pero tranquilos, porque lo ha hecho de manera “temporal”, hasta que concluya la interminable investigación interna que él mismo puso en marcha en junio de 2018 y que su sucesor, Carlos Torres, intensificó a partir del pasado mes de enero. 150 personas analizan desde entonces, y hasta ahora sin ningún éxito, toda la documentación del banco que pudiera estar relacionada con el excomisario José Manuel Villarejo.

FG se siente víctima. “Desde hace un año hemos sufrido una larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial, sobre un caso de gran repercusión periodística en torno a un excomisario de policía y su trabajo al frente de una empresa de investigación contratada en su día por el Banco”, señala en la carta remitida este jueves al presidente del BBVA, Carlos Torres.

FG reconoce así que contrató a Villarejo. Ahora sólo le queda decir dónde están esas facturas que nadie encuentra, ni siquiera los 150 ‘investigadores’ que llevan dos meses buscando en La Vela, la sede operativa del banco ubicada en el barrio madrileño de Las Tablas.

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El ya expresidente de honor y expresidente de la Fundación BBVA aprovecha para reivindicar su liderazgo: “He dedicado los últimos 22 años de mi vida a esta Institución. He trabajado duro para hacerla crecer, transformarse en una entidad comprometida con los nuevos tiempos, con la modernidad, la rentabilidad y siempre con unos principios de ética y de rigor que sigo compartiendo con todos vosotros”, señala.

Y al final, la decisión: “para evitar que se utilice mi persona para dañar a la entidad, he decidido abandonar temporalmente los cargos en la Fundación y en el Banco, mientras concluyen las investigaciones en curso”, asegura. Sólo ha tardado dos meses y medio en reaccionar. Y lo ha hecho un día antes de la Junta de Accionistas que debe reelegir a Torres como consejero.

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