El primer accionista de FCC, el empresario mexicano Carlos Slim, ha puesto en marcha la ‘operación cajitas’ en la filial de Medio Ambiente, la más importante del grupo: busca un socio. Eso sí, lo hará sin perder el control.

Tal y como hizo con Aqualia, el empresario mexicano acaba la reestructuración de la filial de Medio Ambiente: proceso con el que ha agrupado todos los activos y negocios relacionados con los servicios medioambientales que tenía repartidos y en otras filiales. Se trata de la división que más ingresos aporta (el 47% del total en 2018) y Slim no quiere perder su control, pero sí poner menos dinero. El objetivo es “captación de financiación externa”.

Recuerden que en el caso de Aqualia, la joya de la corona del grupo, FCC vendió el 49% al fondo australiano IFM. El precio de la operación fue de 1.024 millones de euros y Slim lo utilizó para lanzar una ‘macroemisión’ de bonos y reestructurar la deuda del grupo.