Según fuentes policiales, tras la muerte en Bagdad del general iraní Qasem Soleimani, a manos de drones norteamericanos, el fanatismo islámico al que para quitarle importancia calificamos con el eufemismo de yihadismo, se ha vuelto una vez más contra España. En nuestro país, ese fanatismo está buscando un nuevo 11-M (193 asesinados), un megaatentado que sacie su obsesión con Al Andalus (el antiguo califato de Córdoba en la Península). Al menos, se busca un nuevo 17-A (atentados en Barcelona y Cambrils con 18 asesinados), aprovechando un Gobierno débil y guerracivilista, como el de Pedro Sánchez.

Tras la muerte del general Soleimani, en Irán e Iraq ha resurgido la obsesión antiespañola… en Irán e Iraq

Y así, en la Plaza Tahrir, de Bagdad, junto a las pancartas anti-yankis, ha salido a relucir José María Aznar, colaborador -al final de la contienda, que conste- de George Bush en la invasión de Irak.

España, por una diabólica propaganda mahometana, se convierte -ojalá lo fuera- en uno de los combatientes cruzados anti-islámicos a quien todo buen musulmán debe eliminar.

Además, el mundo islámico recuerda que los gobiernos españoles suelen ser débiles, extraordinariamente débiles, y que el progresismo sanchista aún les convierte en más cobardes, absolutamente centrados en denigrar a los cristianos mientras mantienen un reverencial respeto a cualquier otra religión, por muy absurda que resulte a los valores occidentales. Para los progres españoles, el único enemigo es el conservador español, especialmente los católicos.

Al contrario de lo sucedido en otros países, el 11-M o el 17-A no unieron a los españoles contra el terrorismo sino que provocó guerracivilismo y desunión

En cualquier caso, tras la muerte del general Qasem Soleimani, Irán se prepara para un ataque contra Estados Unidos. Ahora bien, no olvidemos que el poder está en Washington pero Occidente no es Washington, aunque se haya convertido en el último defensor de una civilización asediada, sino Europa, que es madre del cristianismo. En cualquier caso, según las mismas fuentes policiales españolas, los objetivos de Irán y su nuevo satélite Irak, son, por este orden: Estados Unidos, los sunitas árabes y Europa. Y dentro de Europa, España.

Ojo, la policía española pelea con eficacia contra las células fundamentalistas islámicas pero tienen un problema de fondo: el 11-M o el 17-A no provocaron la unión de los españoles contra el terrorismo islámico, como ocurriera en Reino Unido o Francia, sino todo lo contrario la desunión del país. España siempre está en guerra civil… y los islámicos lo saben.

Los objetivos de Irán son, por este orden: Estados Unidos, los sunitas árabes y Europa. Y dentro de Europa, España

El 11-M los terroristas consiguieron cambiar el gobierno, no de España, con el 17-A los independentistas, no se revolvieron contra sus asesinos islámicos sino contra los cristianos… de Madrid.

En cualquier caso, desde la plaza Tahrir de Bagdad, vuelve a sonar, en pancartas y medios de comunicación locales, el nombre de España. Y no precisamente para alabarla. Mientras, Pedro Sánchez, el enajenado -moderado y progresista, una contradicción en sus propios términos- naturalmente- continúa con su guerracivilismo.