La violencia en Cataluña, sobre todo en Barcelona, no remite, tras la jornada del viernes 18 y el asunto se esta yendo de las manos: la Generalitat ha pedido una reunión con el Gobierno central.

Ya son cinco las noches (los malos siempre actúan en la oscuridad) de enfrentamientos con la policía y esto se hincha, con un país un tanto obsesionado con los incidentes y un nacionalismo feliz porque, por fin, es el centro de atención de toda España y hasta de media Europa. Lo importante es que se hable de uno, aunque sea bien,

Con Gabriel Rufián ha vuelto la teoría de los incontrolados, esos que, según él, “no nos representan”: igualito que en 1936

Naturalmente, el relato es una exageración de los medios informativos españoles (“prensa española, manipuladora”) y, en cualquier caso, resulta curioso que en este punto coincidan los socialistas de Pedro Sánchez y su televisión pública (RTVE), así como los medios progres que les secundan (El País y la SER y La Sexta, principalmente) con los independentistas catalanes: los manifestantes son pacíficos pero luego hay unos sujetos ajenos al movimiento indepe que se portan muy mal. El propio titular de Interior -¡menudo papelón, Marlaska!- se ha sumado a esta tesis

Y como las democracias son blandas, el balance de heridos es triple en Mossos y Policías nacionales (Sánchez tiene escondida a la Guardia Civil, que suena a demasiado español). En cualquier caso, 'sólo' 182 heridos: prensa española, manipuladora".

Obsesionado con el 10-N, el PSOE trata de mantener equidistancia entre los separatistas y la derecha

Cataluña se ha convertido en el mejor espejo del regreso y asentamiento de las dos Españas: PSOE-Podemos-ERC-PNV contra PP, Cs y Vox. Como en 1936. Un Frente Popular formado, como durante la II república, por socialistas, comunistas y separatistas (ojo, tanto vascos como catalanes, el PNV burgués y a burguesa Convergencia) contra una derecha compuesta por un Vox, casi cristiano –es decir, lo que siempre fue la derecha española- un PP de cristianismo tibio u cobardón y un Ciudadanos directamente pagano (nació del PSOE, como todo el mundo sabe), que empezó en la socialdemocracia y acabó en el liberalismo centralista.

O sea, igualito que en 1936, la dos Españas en liza.

A la postre, la pegunta es: ¿está España en peligro de guerra civil? Creo que sí. No próximo, pero sí evidente. Cataluña nunca se separará de España, nunca será una república independiente, pero ha provocado un enfrentamiento civil en toda la sociedad española. Eso sí lo ha conseguido. Y están felices.

Sánchez se muestra medroso con los separatistas y radical con la derecha (desenterrar el cadáver de Franco). Eso sí, sin perder de vista las formas moderadas, imprescindibles en Europa

Y existe otro parecido tremendo entre lo que ahora está ocurriendo y lo que ocurrió en 1931: vuelve la teoría del auto-descarte, también conocida como teoría de los incontrolados. Ya saben: los vándalos que han tomado Barcelona no tienen nada que ver con nosotros, los indepes. Nosotros somos el acabose del pacifismo. Esos violentos son incontrolados, probablemente nazis, unos cuantos decenas de cientos de nazis disfrazados con la estelada. Ultras y fascistones, no les quepa la menor duda.  

En la mañana del sábado conocíamos que la Generalitat, de vuelta la pacifismo, ha solicitado una reunión al Gobierno. Se trata de seguir manteniendo el espantajo del diálogo y la forma pacifistas. Una vez que he incendiado el bosque aviso a los bomberos.

Ejemplo de toda la hipocresía anterior: Gabriel Rufián, separatista de emocionante trayectoria parlamentaria, nos ha retrotraído, y en los Desayunos de RTVE (viernes 18) le han dado la razón, hasta 1936. Nuestro egregio prócer insistía con vehemencia, sin que nadie osara llevarle la contraria, al asegurar que los incidentes violentos se debían a nazis que habían aparecido por Barcelona y a radicales que a nosotros, ojo al dato, “no nos representan”.

Desgraciadamente, la derecha esta divida en tibia (PP), pagana (Cs) y casi cristiana (Vox)

O sea, lo mismo que socialistas y comunistas, decían, y dicen, para justificar la matanzas de católicos, militares y derechistas durante la II República y la Guerra Civil: no eran aberraciones del Régimen republicano ni consentidas por este, ni por ninguno de los partidos de izquierdas y nacionalistas, en el poder: eran obra de incontrolados… que no nos representan. Rufián lleva 24 horas sin dejar de pronunciar la frasecita. Y nadie osó preguntarle en los desayunos de RTVE, algo parecido a esto: ¿Quiere usted decir que el vandalismo barcelonés no tiene nada que ver con el separatismo catalán que usted representa? ¿Se trata de una mera coincidencia espacial y temporal? ¿En serio?

Pero, una vez más, el problema no está en Barcelona, sino en Madrid. El problema no es Puchi, ni Torra, ni Rufián: el problema es Pedro Sánchez. Obsesionado como está con el 10-N, el PSOE trata de mantener equidistancia entre los separatistas y la derecha, lo que provoca el gran cabreo nacional.

Sánchez, incluso, se muestra medroso con los separatistas y radical con la derecha y por eso resulta tan importante para él desenterrar el cadáver de Franco, y obtener una gran victoria bélica (pacifista, eso sí) sobre los restos de un hombre enterrado hace 42 años: fuerte con el débil y débil con el fuerte. Porque eso sí, con los separatistas catalanes, que la policía se comporte con exquisitez democrática ante los gamberro con intenciones homicidas y los medios progres sigan diciendo que los desórdenes son creados por los precitados ultras llegados desde Austria, Polonia o Hungría, que son muy fascistas.

Tengan en cuenta que don Pedro es un estadista moderado, que se lleva en Europa. O sí, como el buen crustáceo, coriáceo por fuera y blando por dentro, asegura Sánchez, desde Bruselas, desde donde le gusta hablar, aquello de que “ninguna violencia quedará impune”. ¡Hombre, señor presidente, sólo faltaba?

Y si para ello es necesario promocionar el enfrentamiento civil hasta el 11 de noviembre, pues se hace y en paz.

Pero que tenga cuidado, porque a lo mejor, tanto lo de Franco como lo de Cataluña, puede ser un boomerang que le haga perder sus terceras elecciones, en menos de tres años.

Estamos con las dos España en pleno enfrentamiento civil: cuidado con que el señor Pedro Sánchez no nos lleve a una nueva guerra civil.

Por ahora, estamos en las dos Españas: PSOE-Podemos-ERC-CiU-PNV contra PP, Cs y Vox. Que se quede ahí.