La valenciana Amparo Portilla Crespo, madre de 11 hijos, falleció en Madrid víctima de cáncer de pulmón en 1996, cuando tenía 71 años de edad. Cinco años después, el 17 de diciembre de 2001, la arquidiócesis de Madrid abrió su causa de beatificación, con el cardenal Rouco Varela presentándola como “una valenciana, ejemplar madre de familia”, informa Religión en Libertad.

Ahora, al cumplirse 20 años de iniciarse la causa, el Papa Francisco ha aprobado el decreto que la declara Venerable por haber ejercido las virtudes cristianas en un grado heroico. Ya sólo se necesita un milagro por su intercesión para que pueda ser declarada beata.

Amparo Portilla nació en 1925, la mayor de cuatro hermanos. A los 12 años de edad, perdió a su padre, encarcelado y asesinado en 1937 durante la Guerra Civil. A los 18 se le impuso la medalla de Hija de María en su colegio del Sagrado Corazón en Godella. Estudió Magisterio y Puericultura e impulsó la catequesis en la parroquia de la Santa Cruz, especialmente entre niños marginados por su pobreza, añade Religión en Libertad.

A los 25 años, casada con Federico Romero, se mudó a Madrid y se volcó en su familia cada vez más numerosa, como "trabajadora infatigable, siempre alegre y generosa, dando a los demás permanente ejemplo de vida cristiana”. Tuvieron 11 hijos y no les faltaron las penurias económicas.

También buscaba volcarse con "los más desprotegidos, pobres, enfermos o apartados de Dios", según los promotores de su beatificación.

Su familia destaca que siempre intentaba hablar bien de la gente, excusar a todos y tener algo bueno que poder decir de ellos. En cierta ocasión, hablando de una persona que no estaba quedando muy bien retratada, dijo, quizá con mentalidad de maestra: "¡Pero de pequeña pintaba muy bien!". La frase se hizo famosa entre sus conocidos: un esfuerzo por hablar bien de los demás, explica Religión en Libertad.

En Madrid llegaría a ser líder nacional de la Obra Apostólica Familiar, un movimiento católico familiarista que en 1966 se refundaría, junto con otros, en el actual Movimiento Familiar Cristiano. Participaba en programas de televisión hablando de la vida familiar y matrimonial.

De 1994 a 1996, enferma de cáncer de pulmón, dio ejemplo de fe, entereza y lo ofreció como instrumento para crecer en cercanía con Dios, ella y los que la acompañaban. Incluso al ir agravándose su estado seguía interesada en los problemas de los demás, e incluso en los acontecimientos sociales y mundiales. Primero le quitaron un pulmón. Luego empeoró. Quimioterapia, radioterapia, ocho broncoscopias, radiocirugía por metástasis cerebral... su entereza y alegría cristiana forman parte de las virtudes cristianas que la Iglesia reconoce.

Murió en su casa en la madrugada del 10 de mayo de 1996 “mirando en sus últimos días una imagen de Virgen de los Desamparados y dejando en todos los que la conocieron su profunda y auténtica vida cristiana”. Su cuerpo descansa en la Cripta de la Almudena en Madrid, concluye Religión en Libertad.