Pedro Sánchez presenta su nuevo plan de apoyo oficial a la investigación científica y aprovecha para decir, como seguidor de esa secta tan de moda llamada cientifismo, que la ciencia es la que hace progresar a los pueblos y salva a los ciudadanos y a las civilizaciones.

Por cierto, dicho plan (Plan de Choque por la Ciencia y la Innovación), presentado el jueves en Moncloa por todo lo alto, pero sin someterse a preguntas, vuelve a mostrar la esencia íntima del Gobierno Sánchez: todo un bluf: palabras sonoras e imágenes vacuas, como esa del científico soportando el peso de la civilización pero dotándole de un presupuesto rácano, donde el Gobierno se lleva la palma de olivo pero el coste -elevado coste- de la investigación se deja en manos de la empresa privada.

Eso por no mencionar el pequeño detalle de que a la investigación humanística (sí, también existe) no se aporta un duro porque no sirve para fabricar cosas: sólo para fabricar personas.

La OMS busca otro pánico global. Ahora, la táctica consiste en asegurar que el virus se trasmite por el aire que respiramos. El marxista Tedros Adhanom, hombre NOM, es capaz de esa vileza

Esto ocurría a las 12 del mediodía (no, Pedro Sánchez no rezó el Ángelus). Por la tarde, salía a escena del docto Fernando Simón que en contra de lo que murmura la gente maliciosa, no está desenado un rebrote comunitario del coronavirus para salir, de nuevo, todos los días ante las cámaras de televisión.

El doctor-contradicciones siempre facilita un buen titular, que induce desde el minuto uno. El jueves, el titular era que el virus -sin duda gracias a su excelente labor dese marzo- ha perdido letalidad.

Y esta ve Simón dice verdad. Así, en los rebrotes -debido, naturalmente debidos a la irresponsabilidad incívica de la ciudadanía- resulta que sólo ha habido un fallecido y que, dato fundamental, entre el 60 y el 70% de los casos son asintomáticos.

Recuerden que hablamos de España, el país que encabezó la lista de muertos por habitante -y ahora continúa en cabeza aunque nos supera Reino Unido- entre los países con más tránsito del planeta.

En pocas palabras: que, a pesar de la desastrosa gestión del Gobierno y de toda la clase política -en ella incluyo al doctor Simón- y a pesar del fracaso de la ciencia, que aún no ha encontrado ni vacuna ni terapia, la carga viral se ha desplomado y el virus ha perdido fuerza. Esto es, que se confirma el fracaso de la ciencia y el triunfo del sol, del calor.

Cuando los problemas no tienen solución dejan de ser un problema. A lo mejor tenemos que acostumbrarnos a vivir con el coronavirus. Pero la tristeza de poco sirve. Hay que reaccionar con alegría prudente, no con miedo irracional

Ahora bien, el mejor resumen de la actual situación del país tras la pandemia (y no es seguro que estemos en el ‘tras’) me la proporcionaron en una peluquería: “la gente está triste”. Es verdad, vivimos la España triste del Covid. Y encima vuelve la histeria, a pesar de la precitada caída en la letalidad del virus. Insisto: no los científicos, ni los políticos, sino sol, el calor, ha vencido al bichito, lo que hace sospechar que, cuando se acabe el calor, el bichito, que no se ha ido, porque no sabemos combatirlo, volverá. El fracaso de la ciencia, tan querida que no financiada, por Sánchez, ha fracasado. Algún día triunfará pero a lo mejor para entonces habrá otros retos. Es más, un psicólogo aconsejará al paciente hispano no pensar demasiado en ello, porque cuando los problema no tienen solución dejan de ser un problema.

Y mucho ojo, porque la OMS busca otro pánico global. Ahora, la táctica consiste en asegurar que el virus se trasmite por el aire que respiramos. Tedros Adhanom, hombre NOM (Nuevo Orden Mundial), al que tendremos como invitado en el ‘funeral laico’ del próximo día 16, es capaz de eso y mucho más. La presencia de este personajete en Madrid constituye un auténtico insulto a las víctimas del Covid. Donald Trump ha hecho bien en anunciar su salida de la OMS.

El organismo ONU trata de sembrar el terror y domesticar a la gente. Al tiempo, como buen marxista, Adhanom sabe que el comunismo sólo triunfa en la miseria, cuando el hombre, no sólo acepta, sino que pide que le impongan las cadenas. Bueno, ahora que recuerdo esto también lo dijo Pablo iglesias. El comunismo vive de la crisis.

Pero lo peor es que los españoles nos hemos vuelto una sociedad sumisa y tristona: verdadera carne de dictadura. Y encima cientifista: ¡menudo plan! “Si algo hemos aprendido de la pandemia -asegura, contrito, Sánchez- es que la ciencia es la que nos defiende… Pues por ahora, mucho no nos ha defendido.

El cristiano resulta mucho más racional cuando confía en la Providencia frente a la pandemia que cuando confía en la ciencia, en Sánchez y en Adhanom. Bueno, cuando confía en estos últimos es que camina hacia la demencia.