A poco tiempo de que se celebre el Día del Niño por Nacer conmueven las cifras históricas que contabilizan el número de abortos desde 1985. En lo que llevamos desde que se aprobara la ley de supuestos -a la que quiere volver Pablo Casado-, se han abortado casi tantos niños como habitantes tiene Castilla y León: en total, 2.381.804 bebés -teniendo como referencia los datos de los últimos años para estimar los de 2018 (alrededor de 94.000 abortos)-. Es decir, cada día, según las cifras oficiales, morirían unos 257 niños a quienes se priva del derecho a la vida.

El aborto eugenésico no es el único que crece -del 1% al 3,56%-, sino también el de tipo químico, por medio de pastillas anticonceptivas con potencial abortivo que, por cierto, ya se anuncian en televisión. Y es que, si bien es cierto que según los datos oficiales los infanticidios han caído, es debido a la legalización de la dispensación gratuita de la píldora del día después en 2009.

La natalidad en España se sitúa al nivel de 1941

Aunque los números caen a principios de esta década, en 2017 se recuperó la tendencia alcista con unos incrementos del 1%. Cabe destacar que la natalidad en España se sitúa al nivel de 1941 y que, hoy en día, hay más muertes que nacimientos. El país envejece y las perspectivas no parecen mejorar: según el Instituto Nacional de Estadística (INE) las defunciones hasta 2032 aumentarán un 14,8%.

Y, ante este panorama, la política no reacciona. Los partidos insisten en que el aborto es un derecho. La defensa de la vida se ha convertido en una causa políticamente incorrecta, tanto que incluso aunque esté recogido ese derecho en el programa electoral (como en el caso de Vox), reconocerlo en público es otro cantar. Mientras España calla, miles de niños mueren.