El plazo de negociación del ERE finalizaba el próximo jueves 10 de junio, pero las partes han acordado este lunes prorrogarlo hasta el día 29 de este mes, lo que da a entender, entre otras cosas, lo alejadas que siguen las posturas y lo difícil que está siendo -y será- llegar a un acuerdo.

CC.OO., de momento, ha vendido la prórroga como un éxito tras el paro parcial de este lunes, secundado por el 86,7% de la plantilla, según el sindicato. Además, los representantes de los trabajadores han desconvocado la huelga del miércoles 9, como “gesto” de cara a la negociación.

El banco también tiene buena voluntad -insiste en su “podemos hablar”-, pero no cede en los puntos esenciales: voluntariedad y mejores condiciones económicas. Sí ha accedido a reducir el número de salidas a menos de 7.605, frente a las 8.291 iniciales.

El hueso más duro son las condiciones que pretenden los sindicatos, y que incluyen prejubilaciones a partir de los 54 años con el 69% del salario. Además, pretenden indemnizaciones de 45 días por año trabajado, con un mínimo de 36 mensualidades.

El banco considera inasumibles estas propuestas, pero lo peor, según los sindicatos, es que se ha limitado a rechazarlas y no ha realizado ninguna propuesta alternativa desde que comenzó la negociación.

Mientras, el ánimo de la plantilla, sobre todo de la red de sucursales, está por los suelos. A la presión comercial que ha aumentado de manera significativa durante los últimos meses, se une ahora la incertidumbre del ERE, el mayor de la historia de la banca española.

Y todos miran de reojo el despido colectivo del BBVA, que sindicatos y dirección podrían acordar el martes 8. Muchos opinan que influirá en la resolución final del ERE de Caixabank. Ya veremos.