Lo dijo el exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, MAFO, en el Congreso: “la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo) es lo peor de lo peor”. El lunes, el Tribunal Supremo ha condenado al primer ejecutivo, Roberto López Abad, a dos años de prisión, consiguiendo así una victoria pírrica.

Ahora bien, Abad ha sido condenado, no por meter la mano en la caja, sino por admitir un instrumento para que sus consejeros cobraran algo por su labor.

Es verdad que la clase política, y sindical, española intentaba jubilarse en las cajas de ahorros, pero también lo es que las cajas no cayeron por su mala gestión o por su politización: cayeron porque en Occidente se puso de moda que todo debía ser sociedad anónima y cuanto mas grande mejor.

Así, como las cajas de ahorros no eran SA no podían acudir al mercado a por capital y si lo hacían -preferentes- se veían obligados a ofrecer una rentabilidad imposible. Es decir, se exigió a las cajas unos recursos propios imposibles y así se fueron al garete.

Por tanto, quienes hundieron las cajas de ahorros fueron, por este orden, los bancos centrales y los políticos, éstos últimos, no por aprovecharse de ellas sino por las leyes que promulgaron.

El Banco de España (y PSOE y PP) acabaron con la cajas de ahorros y ahora van contra las cajas rurales. Exigen consejeros con gran responsabilidad y sin cobrar: nadie acepta

Volvamos a la CAM. Dentro de este ensañamiento contra las cajas, López Abad puede entrar en la cárcel, depende del juez de ejecución, por dos años de cárcel. Es igual su edad, recuerden que tampoco se demostró que hubieran robado nada los directivos de las cajas de ahorros gallegas y Fernández Gayoso entró en prisión con 82 años.

E insisto: López Abad fue absuelto de todo delito que supusiera meter la mano en la caja: se le condena por el truco de que, dado que se les prohibía pagar a los consejeros, recurrieron a pagarles (por cierto, cantidades mínimas) de sociedades filiales que sí eran SA.

Todos salvo el presidente, Modesto Crespo, que era el que más cobraba de todos los vocales y que, sin embargo, sólo ha sido condenado a nueve meses de prisión por pactar con la Fiscalía. Con ello, redujo su pena a nueve meses y, tras declararse culpable redujo su condena al tiempo que fastidiaba a todos sus compañeros.

Por cierto, ¿quién pagó la CAM, de la que se benefició el Banco Sabadell? Usted y yo, naturalmente, el señor don Contribuyente.

Ojo, el Banco de España (y PSOE y PP) acabaron con las cajas de ahorros y ahora van contra las cajas rurales y las cooperativas de crédito. Quien, naturalmente, se encuentran con el mismo problema: por una parte detraer del beneficio, los recursos propios necesarios para cumplir la normativa, sean o no necesarios para el negocio; por otro, fichar consejeros con experiencia que entiendan de banca y de crédito y que trabajen por poco menos que por amor al arte.

Para cubrir el expediente, el Banco de España les imparte, o hace que les impartan, ‘cursillos’. No es coña.

Aún así, dado que exigen consejeros con gran responsabilidad y sin cobrar resulta que nadie acepta. Demasiada responsabilidad para tan poco dinero. Ejemplo del que no puedo citar su nombre: a un catedrático de contabilidad le ofrecieron ser vocal del Consejo de una de las rurales más grandes de España. Cuando se enteró de que debía responder con su patrimonio personal a las pérdidas dolosas en las que pudiera incurrir la entidad, a cambio de 400 euros al mes declinó la oferta. Como para retener talento.

El desastre FROB: El Estado apenas ha recuperado una ínfima parte del dinero perdido, mientras España ha finiquitado las cajas de ahorros, el sector financiero clave para el desarrollo del país

Y así concluimos con el desastre del FROB. El organismo público dedicado a sanear entidades apenas ha recuperado una ínfima parte del dinero perdido en la crisis bancaria. Tras finiquitar las cajas de ahorros, sector financiero clave para el desarrollo de España, el BdE y la clase política parecen seguir el mismo camino con las cooperativas de crédito.

Ojo, la bestialidad que se perpetró con las cajas de ahorros se repite ahora con las cajas rurales. Y el hecho de haber resaltado los bancos SA, como la naturaleza jurídica deseable tampoco ha servido para nada: un buen banco no es un banco con muchos recursos propios sino un banco con baja morosidad.

Más: aumentar el tamaño no ha servido para aumentar la rentabilidad sino todo lo contrario.

Ojo, la bestialidad que se hizo con las cajas de ahorros se pretende repetir ahora con las cajas rurales

La guinda: el gran beneficiario de la CAM fue el Sabadell, que ha recibido 10.000 millones de euros por ‘sanear la’ la CAM. Dinero que hemos pagado usted y yo.