• Aprueban en referéndum (58,2%) un drástico giro de modelo. Ahora dependen en un 33,5% de las centrales.
  • Las energías renovables cubren sólo el 4,3% de la demanda pero cubrirán el 100% en 2050.
  • La Ley de Energía prevé un recorte del consumo del 43% y el encarecimiento de la luz en esa proporción.
  • El debate ha durado cinco años pero siguen sin aclararse cuestiones clave para la transición de modelo.
Suiza sigue la senda de Alemania para abandonar progresivamente la energía nuclear e impulsar, en paralelo, las energías renovables. El país sometió a referéndum, este domingo, la Ley de Energía, que incluye el apagón nuclear en 20 ó 30 años. El respaldo a la ley ha recibido el del 58,2% de los ciudadanos, frente al 41,8% que ha decantado por el no. Curioso resultado, en cualquier caso, porque sigue al de otro referéndum, celebrado a finales de noviembre, en el que el 55% se impuso al 45% en contra de acelerar el cierre de las cinco centrales del país. Entonces, como ya informamos, los muy ecologistas suizos decidieron ralentizar el cierre de sus centrales. No tenían calendario para hacerlo. Ahora, dicen lo contrario, pero con el mismo problema: sin calendario concreto y con sin aclarar muchas de las cuestiones pendientes. Los resultados suponen un giro copernicano al modelo energético suizo, si tenemos en cuenta que el país depende actualmente en un 33,5% de la energía nuclear (limpia, a efectos contaminantes), según los últimos datos disponibles (2015) y sólo un 4,13% de las energías renovables (termosolar, eólica, solar, biomasa…). La segunda fuente de generación es la energía hidroeléctrica, con un 59,9%, y un 2,3% de la termosolar no renovable. Según la Estrategia Energética 2050 prevista en la Ley de Energía, en 2050, la única fuente de producción dentro de 33 años será la renovable y ninguna de las cinco centrales nucleares suizas (concentradas en el norte del país) estará en funcionamiento. Serán desactivadas una vez cumplida la vida útil. La transición energética, como ha ocurrido en Alemania, supondrá años de números rojos en las empresas energéticas (como las que han sufrido RWE o E.On, por citar dos ejemplos). Para que sea posible, la ley marca un calendario paralelo en eficiencia  para reducir un 43% el consumo actual de energía y también del consumo per cápita (del 3% en 2020, del 13% en 2035 y del 18% en 2050) y un aumento de la producción hidráulica de 36,4 a 37,4 teravario hora (TWh). En el caso de las renovables, el salto será de 1,7 a 11,4 TWh en el periodo. Y también contempla un aumento de los precios de la electricidad para financiar el cambio. El precio del kilovatio/hora pasara de 1,5 a 2,3 céntimos con la nueva ley. La Ley de Energía fue aprobada en 2016, pero como casi todo en Suiza, necesitaba el visto bueno de la población. La iniciativa para someter la norma a referéndum partió de la Unión Democrática de Centro (UDC) (conservador y mayoritario). Ahora bien, han votado el 42,3% de los electores (2,3 de los ocho millones), con una abstención del 57,7%. Suiza empezó a trabajar en su estrategia energética en 2011, tras el accidente de la central nuclear de Fukushima por el tsunami. Han sido, por tanto, cinco años de debate. Rafael Esparza