- El pulso de Nadal es doble, político y con las empresas, para sacar adelante el real decreto contra el cierre de plantas.
- Nadal sabe -perdió el primer round en Garoña- que no basta con la ley actual para detener a las eléctricas.
- Por eso establece el mecanismo de subasta si los cierres de centrales (también de carbón) afectan al suministro o los precios.
- Gas Natural también apoya al Gobierno, aunque menos: es la tercera nuclear, a distancia de Iberdrola y Endesa.
- De las dos grandes depende el control total o parcial de las siete centrales nucleares, claves para cubrir la demanda eléctrica.
- Pero también necesita el apoyo del PSOE, para el que maniobra con la baza del presidente extremeño.
El ministro de Energía,
Álvaro Nadal, cuenta con el apoyo de
Endesa y, en menor medida, de
Gas Natural Fenosa en su particular
cruzada para evitar el cierre de las
centrales nucleares, que considera esenciales para cubrir la
demanda eléctrica en España, limitando el encarecimiento del
precio de la luz.
Trabaja en esa línea desde noviembre, cuando anunció un polémico
real decreto que faculta al Gobierno para denegar el cierre de instalaciones si está en cuestión la seguridad de suministro o el efecto desfavorable en los precios. El ministro sabe que la ley actual es insuficiente para evitarlo y el abanico es amplio y tiene en cuenta todas las centrales, sean
nucleares, de
carbón o de
ciclo combinado.
Pero del mismo modo que ha visto la
baza de Nadal para defender las centrales nucleares es Fernández Vara, el presidente extremeño, como puente para negociar un acuerdo con el
PSOE, tiene a su lado a Endesa si
Iberdrola llega hasta el final en su amenaza de cerrar sus centrales. El real decreto, de hecho, prevé el mecanismo de la subasta para evitar los cierres y la filial de Enel, como
Gas Natural, está dispuesta a pujar por ellas.
Lo cierto es que Nadal ha tensado las cuerdas desde noviembre tanto con los
partidos, a los que ha reprochado que les "sobra ideología y les falta reflexión" en el debate para planificar el
mix energético, como con las eléctricas,
siempre tentadas de cerrar centrales, aunque sean rentables, porque esos cierres hacen más rentables otras centrales.
El primer frente, el político, se entiende, básicamente, porque Nadal tiene en contra a toda la oposición, tanto para evitar el cierre de las
térmicas de carbón como de las nucleares, salvo los apoyos esporádicos de
UPN o
Foro de Asturias. Se ha visto en sus distintas comparecencias en la
Comisión de Energía del Congreso.
La baza del presidente extremeño, en ese sentido, como ya informamos, es clave para invertir la situación y el
PSOE apoye el real decreto, pendiente del visto bueno de la CNMC. La licencia de la central de
Almaraz vence en 2020 y es la principal industria de Extremadura, un mensaje que ya ha llegado a
Fernández Vara, que afronta su reelección en la
autonómicas de 2019.
Nadal es muy consciente de que el primer
round para el cierre de las nucleares fue Garoña y lo perdió por las
presiones políticas de los partidos, pero no quiere que le pase lo mismo, ni en el segundo
round, que será Almaraz ni en los posteriores, con el resto de las centrales.
El segundo frente,
no político sino empresarial, está particularmente enconado con
Iberdrola y su presidente,
Ignacio Sánchez Galán, empeñado en hacer valer que es una potencia eólica -lo es, ciertamente-, pero dejando en segundo término las
térmicas de carbón y las nucleares, con el mismo problema: la
rentabilidad, o lo que es lo mismo: dice que
las nucleares son una ruina.
Ese argumento, en el presentimiento de Nadal, y no es único, es que Iberdrola quiere ser líder en todas fuentes de energía en las que está (eólica o hidroeléctrica) y retirarse del resto (carbón o nuclear) para competir mejor en lo suyo.
El último fleco en esa pelea ha sido el anuncio de cierre de las centrales de carbón
Lada y
Velilla, de igual modo que
Endesa quiere cerrar otras, pero
la respuesta de Nadal ha sido muy clara, como la dada al PSOE:
no se pueden cerrar a la vez porque los precios de la electricidad se encarecerían un 15%, sin el carbón, y un 25% sin la nuclear.
Ahora bien, si Endesa, y en menor medida Gas Natural, se prestan a hacerse con la parte de Iberdrola, la situación cambia radicalmente. Iberdrola es propietario de la central de
Cofrentes y el principal accionista de
Trillo (48%), la central en la GNF tiene un 34,5% e Hidroeléctrica Cantábrico un 15,5%. También está en
Almaraz I y II (52,7%), que comparte con Endesa (36%) y Gas Natural (11,3%).
Endesa, mientras, es la propietaria de
Asco I, tiene la mayoría en
Asco II (85% frente 15% de Iberdrola),
Vandellós II (72%, frente al 28% de la eléctrica de Galán) y unas participaciones del 15% en Asco I y Almaraz I y II.
Para Nadal,
esas siete centrales son decisivas para el
mix energético (cubren entre en 21% y 23% de la demanda, según los años, con una potencia instalada superior a los 7.000 MW) y para cumplir las metas medioambientes pactadas con Bruselas, porque no emiten gases contaminantes.
Rafael Esparza