El Líbano celebró el domingo sus primeras elecciones parlamentarias en nueve años en una jornada que transcurrió con tranquilidad, aunque con denuncias de algunas irregularidades. La mirada en estos comicios parlamentarios libaneses estuvo puesta también en la participación, que ha sido inferior a lo esperado.

Cerca de 3,5 millones de libaneses fueron llamados a acudir a las urnas para elegir a 128 diputados -64 cristianos y 64 musulmanes- entre 77 listas cerradas en las quince circunscripciones en las que fue dividido el país mediterráneo. Pues bien: el movimiento chiita libanés Hizbolá y sus aliados podrían hacerse con más de la mitad de los escaños del Parlamento, según los resultados preliminares no oficiales de las elecciones celebradas el domingo en Líbano, recoge DW.

Los primeros datos de este lunes apuntan a que la relación de fuerzas entre los principales actores políticos seguirá invariable, a excepción de algunos rostros nuevos que consiguieron entrar en el Parlamento gracias a la nueva ley electoral. La votación del domingo fue vista como un test de esa nueva legislación, que reduce distritos electorales e introduce representación proporcional con el objetivo de favorecer a partidos menores.

Hizbolá apunta como ganadora en la mayoría de distritos donde presentó candidatos, según sugieren expertos electorales y los resultados recogidos por el propio movimiento.

El Movimiento Futuro, del primer ministro, Saad Hariri, parece en cambio haber perdido algunos escaños, especialmente en la capital. Como líder suní en el Parlamento, Hariri podría aún emerger como el mejor candidato para encabezar el próximo Gobierno tras los comicios.

Las Fuerzas Libanesas cristianas, críticos de Hizbolá, podrían, por su parte, doblar su representación en el Parlamento, logrando unos 15 escaños.

Las primeras elecciones parlamentarias en Líbano en casi una década estuvieron marcadas por una baja participación que se cifró en el 49,2 por ciento. Los resultados oficiales se esperan conocer este lunes.

Unos 583 candidatos aspiraban a ocupar uno de los 128 escaños del Parlamento en liza. El sistema de reparto de poder que rige en el país otorga la mitad de los escaños a musulmanes y la otra mitad a cristianos. Además, los principales cargos están también repartidos entre las principales confesiones: la presidencia está reservada a un cristiano, mientras que la jefatura de Gobierno es para un sunita y la presidencia del Parlamento para un chiita.