• El terrorista ha sido localizado en la localidad de Subitats, gracias a una vecina que ha dado la pista a la policía.
  • Portaba un falso cinturón de explosivos, como los terroristas que atacaron en Cambrils.
  • Abouyaaqoub aprovechó para huir de Barcelona la misma confusión que había creado con el atentado.
  • Cruzó el mercado de la Boquería, el Raval, Barcelona, hasta llegar al parking en el que asesinó con un machete al joven Pau Pérez.
  • No esperaba un control policial tan rápido que frustró su plan para abandonar la ciudad.
  • La operación policial sigue abierta por si Younes Abouyaaqoub esperaba la cooperación de otros terroristas.
Es el conductor de la furgoneta que mató, el jueves, a 13 personas en Las Ramblas, Younes Abouyaaqoub, de 22 años, el terrorista más buscado, tenía ya nombre y rostro, pero quedaba capturarlo, y eso ha ocurrido finalmente esta tarde en la localidad de Subirats. Los Mossos d'Escuadra lo han abatido gracias a una vecina que ha dado la pista a la policía. Su último grito de guerra: "Alá es grande". Es el final del energúmeno, cuatro días después de que sembrara el terror en Las Ramblas, de donde huyó después a pie hasta adentrarse en el mercado de la Boqueria, mezclándose con la gente que se alejaba despavorida del escenario del crimen. El conseller catalán de Interior, Joaquim Forn, ya había avanzado en su cuenta de Twitter lo que ha sido completado después en rueda de prensa. La vecina de Subirats que ha visto al terrorista le ha increpado en primera instancia, lo que provocó que el joven saliera corriendo en dirección a unos viñedos. Una vez avisada, la policía ha activado la operación para capturarlo y ha mantenido el dispositivo (mediante un helicóptero y controles por carretera) por si esperaba la cooperación de otros terroristas. Levaba un cinturón de explosivos, pero simulado (lo han verificados los Tedax), como los otros miembros de la célula yihadista que atacaron Cambrils y fueron muertos por disparos. La colaboración ciudadana ha sido clave, por tanto, lo que prueba que la difusión de imágenes del terrorista ha dado sus frutos. No ha podido prolongar más su huida, como sí logró hacerlo tras envestir contra la gente la furgoneta que condujo en Las Ramblas, con saña y velocidad. Esa primera huida fue captada por las cámaras de seguridad y dibuja, en paralelo, un sinuoso, frío, calculado y macabro viaje de un asesino convencido, seguro de que no sería descubierto tras el atentado porque le protegía el anonimato y la confusión que él mismo había generado. Tras dejar el rastro de muerte, se colocó unas gafas de sol, cruzó el mercado y se perdió en las calles del Raval. A paso firme, sin correr, atravesó la ciudad hasta la zona universitaria. Es ahí donde asesinó con un machete a la víctima número 15 de los atentados de Barcelona y Cambrils, el joven Pau Pérez Villán, en el interior del aparcamiento gratuito próximo a las facultades. Con el cadáver dentro -en el asiento trasero-, utilizó su vehículo, un Ford Focus negro, para huir de la ciudad. Había pasado algo bastante más de una hora desde el atropello masivo. Estaba seguro de que escapaba, pero a escasos kilómetros se encontró el primer control policial, con la operación jaula ya en marcha. Abouyaaqoub aceleró, arrollando a una sargento de los Mossos d'Esquadra, escapó de los disparos de otro agente y abandonó el vehículo más adelante, en Sant Just Desvern. La policía vigiló el Focus pero no se encontró el cadáver de Pau hasta que los expertos en explosivos examinaron el coche. Fue en ese momento cuando comprobaron la brecha abierta en el joven catalán, de 20 centímetros: murió desangrado. A partir de ahí, el yihadista huyó a pie, pero dejó sus huellas en el volante -las mismas que en la furgoneta-, con las que la policía ha reconstruido lo demás. Hasta ahora, con nombre y rostro, era el terrorista más buscado. Ahora es un terrorista abatido más. Rafael Esparza