• Las OPAs sobre Abertis han desatado un pulso feroz entre Sebastián Albella y el Ejecutivo.
  • Recuerden que Albella no era el candidato del Gobierno ni de Luis de Guindos.
  • Su nombramiento lo impuso Luis Garicano (Ciudadanos).
El detonante de la bronca entre Sebastián Albella (en la imagen) y el Gobierno ha sido Abertis. Mejor, las OPAs lanzadas sobre ella, sobre todo la presentada por la italiana Atlantia, que ni gusta ni convence al ministro de Energía, Álvaro Nadal, ni al de Fomento, Íñigo de la Serna, aunque el que realmente se ha puesto serio ha sido el primero. Estamos hablando de los requerimientos enviados a la CNMV en los que Energía y Fomento instan al supervisor bursátil para que exija a los italianos que pidan permiso al Ejecutivo. Hochtief (ACS) sí lo pidió. El argumento de fondo: las autopistas son propiedad de Estado y, junto con Hispasat, son un sector estratégico. El cabreo de Albella, que tiene un mes para contestar, es de campeonato. ¿Presiones del Gobierno, a mí? Y tan grande es su cabreo que ha amenazado con dimitir. Ahora bien, recuerden que don Sebastián no era el candidato del Ejecutivo y mucho menos de Luis de Guindos para presidir la CNMV. El ministro de Economía le había prometido el cargo a la entonces vicepresidenta, Lourdes Centeno, persona fiel a la institución y con gran experiencia. Su ascenso no tendría porqué tener detractores. Pero todo se vino abajo cuando Manuel Conthe convenció a su amigo Luis Garicano (Ciudadanos) para que impusiera a Albella. Guindos cedió y Centeno, muy molesta, se marchó de la CNMV. Entonces el ministro aprovechó la situación para colocar a Ana Martínez-Pina como vicepresidenta. Recuerden: Pina era la máxima responsable del ICAC cuando la sanción a Deloitte por el 'caso Bankia'. Le impuso 50 millones de euros, pero tuvo que rebajar la sanción hasta los 12 millones por los requerimientos del Banco de España -si sancionas a Deloitte, nos sancionas a nosotros- y por las presiones de la propia auditora. ¿Qué hizo Guindos? Lo que ha hecho en otras ocasiones: no apoyar como debía a Pina. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com