• Queda justo un mes para el primer test al órdago de Iberdrola: el 8 de junio, con la central de Almaraz.
  • Ese día vence el plazo para pedir la renovación de la licencia pero no hay acuerdo con Endesa.
  • La patata caliente está en la mesa del ministro de Energía, que tendrá que resolver el futuro de las centrales.
  • Galán tiene claro que el negocio peligra (no es viable) porque la fiscalidad se come la mitad.
  • Y Endesa, principal operador y el otro gran propietario, no quiere saber nada de cierres.
El 8 de junio -o sea, justo dentro de un mes- vence el plazo para pedir la renovación de la licencia de la central nuclear de Almaraz, pero difícilmente podrá llevarse a cabo si los accionistas no se ponen de acuerdo para solicitarlo. La siguiente en la lista, el 26 de julio, es la central de Vandellós. Forma parte del paripé nuclear (más formal que real, por la dependencia española de la energía nuclear, un 21,38% de la energía que se produce), con dos enemigos obligados a entenderse, básicamente Iberdrola y Endesa, mientras el ministro de Energía, Álvaro Nadal, espera: no ha tomado ninguna decisión. Una cosa está clara, en cualquier caso: nadie da el brazo a torcer, ni sobre la ampliación de plazos para solicitar la renovación, establecido ahora en tres años antes de que caduque el permiso vigente. Claro que lo que está en juego no es ninguna broma, precisamente. Las cinco centrales dependen del arreglo en los permisos para que puedan alargar su vida útil más allá de los 40 años (o hasta los 50 ó 60). El órdago, esta vez, lo ha lanzado Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola (donde las dan las toman), y el otro en liza, Borja Prado, presidente de Endesa, exhibe sus discrepancias. Claro que el principal accionista de Endesa es la italiana Enel, que no se plantea nada, como primer operador atómico, sobre el futuro de esa energía. O sea, apuesta con todas sus fuerzas por ella. Galán, sin embargo, tiene claro que el negocio nuclear, con el modelo regulatorio actual, no es viable. Lo dejó claro en la junta, al señalar que entre impuestos y obligaciones, la mordida al negocio es del 50%. Vamos, que lo quiere Galán es que Nadal acabe o rebaje el impuesto extra del 7% que impuso la reforma Soria, como "impuesto a la producción". De lo contrario, no le salen las cuentas. Pero el ministro Montoro se niega a cambiar la fiscalidad. Los dos, Galán y Prado, piden más más tiempo, pero con consideraciones alejadas, y sin que haya sido posible un frente común.  La falta de acuerdo, por el bloqueo de Endesa, se ha reflejado en los consejos de las sociedades que comparten socios. Es el caso de CNAT, con las centrales nucleares de Almaraz y Trillo (Iberdrola; 51,2%; Endesa, 23,3%; Gas Natural Fenosa 19,3% y EDP, 5,5%). Y es el caso de ANAV, la Asociación Nuclear Ascó y Vandellós II, en las que Endesa controla el 82% y el 72%, respectivamente, con Iberdrola en minoría. Es el motivo por el que Iberdrola ha lanzado una petición en solitario a Álvaro Nadal, pidiendo más tiempo, desde la central nuclear de Cofrentes, que controla al 100%. Quiere más margen para "analizar una eventual decisión de solicitar la renovación de la licencia", poniendo el énfasis en las pérdidas. Iberdrola pide, en concreto, que se acorte el plazo de renovación de tres años a uno, frente a Endesa, que considera que se debe rebajar a 16 meses. Según el calendario, los permisos de Almaraz y Vandellós vencen en 2020, mientras que los de Ascó y Cofrentes vencen en 2021 y el de la central de Trillo en 2024. Cinco centrales en total pero con siete reactores (Almaraz  y Ascó tienen dos en activo). De momento, Sánchez Galán ha detenido la petición de renovación de permisos en tres de ellas (Almaraz, Vadellós II y Cofrentes). La patata caliente sigue en la mesa del ministro de Energía, que demora la respuesta. Rafael Esparza