El Papa Francisco aterrizó en la mañana de este martes 25 de septiembre en el aeropuerto internacional de Tallin, Estonia, última etapa de su viaje apostólico a los países bálticos.

A su llegada a Estonia, el Santo Padre, al igual que hizo en los días pasados en Lituania y en Letonia, llamó a mantener viva la memoria del sufrimiento y dolor causados por las ocupaciones nazi y comunista durante el siglo XX, recoge Aciprensa.

De hecho, durante este viaje apostólico han sido constantes las referencias del Papa a custodiar esa independencia de los países bálticos.

“Vuestro pueblo”, afirmó, “debió soportar en diversos períodos de la historia momentos duros de sufrimientos y tribulaciones. Luchas por la libertad y la independencia que siempre se veían cuestionadas o amenazadas”.

Francisco añade que ser tierra de la memoria es recordar que el lugar que se ha alcanzado hoy es gracias al esfuerzo, trabajo, espíritu y fe de «vuestros mayores»

Sin embargo, destacó los grandísimos avances sociales alcanzados en los últimos 25 años que han permitido “a vuestro país, aún siendo pequeño, encontrarse en primera línea en el índice de desarrollo humano, en su capacidad de innovación, además de demostrar un alto nivel en lo relativo a la libertad de prensa, democracia y libertad política”.

Francisco destacó la necesidad de mantener viva esta memoria, pues, “mirando vuestro pasado y vuestro presente, encontramos razones para mirar el futuro con esperanza frente a los nuevos desafíos que se os presentan”.

“Ser tierra de la memoria es animarse a recordar que el lugar que habéis alcanzado hoy día es gracias al esfuerzo, al trabajo, al espíritu y a la fe de vuestros mayores. Cultivar la memoria agradecida permite identificar todos los logros de los que hoy gozáis con una historia de hombres y mujeres que lucharon para que esta libertad fuera posible, y que a su vez os desafía a rendirles homenaje abriendo caminos para los que vendrán después”.

El Papa recordó que, desde hace siglos, Estonia es conocida como “Tierra de María”, o “Maarjamaa”. Señaló que “pensar en María, me evoca dos palabras: memoria y fecundidad”.

El Papa señaló que la característica de Estonia como «tierra de fecundidad» significa poner en valor las raíces, especialmente las de los jóvenes

“La conciencia de pertenecer y de luchar por otros, de estar enraizados en un pueblo, en una cultura, en una familia poco a poco se puede perder privando, especialmente a los más jóvenes, de raíces desde donde construir su presente y su futuro, ya que se les priva de la capacidad de soñar, de arriesgar, de crear”.

Advirtió, por eso, el peligro de confiar el desarrollo a la única carta del progreso tecnológico, ya que eso podría provocar la pérdida “de la capacidad de crear vínculos interpersonales, intergeneracionales, interculturales”.

“Una tierra será fecunda, un pueblo dará fruto, y podrá engendrar el día de mañana solo en la medida que genere relaciones de pertenencia entre sus miembros, que cree lazos de integración entre las generaciones y las distintas comunidades que la conforman; y también en la medida que rompa los círculos que aturden los sentidos alejándonos cada vez más los unos de los otros”.

“En este esfuerzo”, finalizó el Papa, “quiero aseguraros que contáis siempre con el apoyo y la ayuda de la Iglesia católica, pequeña comunidad entre vosotros, pero con muchas ganas de contribuir a la fecundidad de esta tierra”.