• La causa se queda en delito fiscal. Más que suficiente para un ex ministro de Hacienda.
  • Pero sin las connotaciones del blanqueo de dinero o alzamiento de bienes, que evocan corrupción.
  • Y ahora, todas las miradas se vuelven hacia la vicepresidenta, a quien todos señalan como autora de la filtración que acabó con la imagen de Rodrigo Rato.
  • Se trataba de pasar páginas del aznarismo y abrir la nueva era de un PP limpio de polvo y paja.
Fue de Moncloa de donde surgió la filtración a los medios informativos para que se iniciara la caza de Rodrigo Rato. Presentar al ex vicepresidente como el gran corrupto suponía –o así pensó alguna mente preclara- pasar página del Aznarismo, cosa corrupta y lamentable y abrir la etapa de la higiene democrática, representada por un Rajoy al que ningún juez ha imputado, todavía, y, sobre todo, de una vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, sin mácula en su carrera política. El viejo PP sucio el nuevo PP limpio. Y de paso, era la oportunidad de Soraya para acceder la Presidencia, su gran sueño. Quizás por ello, las sospechas de filtrar y de preparar la caza del hombre se centraron desde un primer momento sobre la vicepresidenta primera del gobierno, y su jefa de Gabinete, la 'rasputina' de Moncloa, María González Pico. Rato fue introducido en el coche policial como si se tratara de un terrorista, con las cámaras apostadas ante su casa y ante su despacho antes de que llegaran los agentes. Pues bien, ahora resulta que el juez rebaja varios grados las acusaciones que pesan sobre Rodrigo Rato. Sobre todo, le aleja del fantasma del Rato corrupto, al rechazar las acusaciones de alzamiento de bienes y el blanqueo de dinero. Se queda con el delito fiscal, que ya es bastante para un ex ministro de Hacienda pero lo cierto es que la percepción popular es bien distinta. Soraya pretendía pasar página del Aznarismo con su jugada maestra anti-Rato. Sólo que ahora es ella la acusada. Aprende Soraya: nunca hagas leña del árbol caído… aunque sea de los tuyos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com