• Se advirtió a la prensa e incluyó se registró en sus armarios particulares. A lo mejor había un paraíso fiscal entre los calcetines.
  • Un error por parte del presidente del Gobierno, porque el registro beneficia mucho más a Soraya que a Rajoy.
  • Y Soraya y Montoro se la han vuelto a jugar a Rajoy.
  • Sencillamente, se ha pisoteado y vapuleado el honor del ex vicepresidente.
  • Agencia Tributaria y Aduanas (Montoro) y Fiscalía (Soraya) fueron los protagonistas del 'registro'.
  • Y RTVE amenizó la puesta en escena con el mantra del "ladrón, sinvergüenza" de cuando acudió a la Audiencia Nacional.
Sus amigos no se atreven a llamarle, no vaya a ser que tenga el teléfono pinchado y se utilice como argumento en contra. Pero los periodistas, que siempre andamos ávidos de sangre, no estamos dispuestos a tragarnos así como así lo del registro del domicilio y el despacho de Rodrigo Rato, ni la foto del año, un policía aduanero introduciendo al ex vicepresidente del Gobierno en un coche empujándole por la nuca, igualito que a los etarras. Y luego está el lío de los cuerpos de seguridad: varias fiscalías, agencias especializadas, inspectores de la Agencia Tributaria, policía de Aduanas, policías propiamente dichos, horas y horas de registro, fotógrafos que llegaron al lugar de los hechos antes que los registradores, empeñados algunos de ellos en meter en el calabozo a Rodrigo Rato… Que caso más extraño. Para entendernos, el Gobierno no mueve a los tribunales, aunque sí a la Fiscalía y a la Agencia Tributaria, por más que sus responsables, Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro, se empeñen en que ambos instituciones son totalmente independientes. En cualquier caso, lo que sí puede hacer el Ejecutivo -lo ha hecho- es potenciar una iniciativa de un organismo más o menos independiente del Gobierno o de la autoridad judicial. Basta, para hacerse una idea, con el despliegue en las emisiones del canal 24 horas de RTVE, que no ha reparado en gastos para seguir el caso Rato, amenizando, además, con imágenes de cuando el ex vicepresidente acudió a la Audiencia Nacional por el caso Bankia y le tildaron de ladrón y otras lindezas. En España siempre hay alguien dispuesto a situarse en la puerta de un tribunal y llamar chorizo a que llegue. Sí, el Ejecutivo ha aprovechado el caso Rato para crear un cortafuegos ante el ambiente -real pero exageradísimo- de corrupción que reina en el país. Y lo peor: las formas. Montoro y Soraya se han hinchado a repetir que aquí se está cumpliendo la ley. Pero la ley, y hasta el mayor de los rigores de investigación, no justifican los malos modos de la mano en la nuca o el registro de hasta los cajones de ropa íntima en un domicilio particular. A lo mejor tenían un paraíso fiscal escondido entre los calcetines. Todo un error por parte de Rajoy, porque resulta que el caso Rato, relanzado desde Moncloa, va a beneficiar mucho más a Soraya que a él. Rato no le servirá de cortafuegos al presidente, que pertenece a la misma generación que aquel cuyo honor -sea un defraudador o no- está en cuestión. De hecho, Aznar eligió entre Rato y Rajoy y se decidió por Rajoy. Pero a quien sí puede beneficiar es a Soraya Sáenz de Santamaría, que quiere se califa en lugar del Califa. Ella no tiene nada que ver con la etapa de Rato y de Aznar, que es la que ahora se juzga. En plata, que a costa del honor de Rato, Soraya se le vuelve a pegar a Rajoy. Eulogio López eulogio@hispanidad.com