• Por pura casualidad. Rajoy ensalza a Soraya y Soraya asegura que es el único candidato del PP.
  • Cruce de ditirambos entre el número uno y la número dos. Advenedizos: perded toda esperanza.
  • Rajoy devalúa los cambios en el Gobierno y en el partido.
  • El presidente será el candidato incontestable del PP y Soraya espera su turno.
  • Rajoy: "yo no he creado expectativas" de cambio en el Ejecutivo. Falso: las ha creado y ahora rectifica.
  • Va a las elecciones con el equipo de siempre, que ha fracasado en las elecciones europeas y municipales.
Por pura casualidad, mientras Mariano Rajoy alababa a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría (ambos en la imagen), ésta insistía en que el único candidato del PP a las generales es Mariano Rajoy. Insisto, aunque las coincidencias existan pero las casualidades no, esto es una pura casualidad. Horas antes, la vice había resaltado que el mejor portavoz del gobierno es Mariano Rajoy (¡Será una broma!), precisamente cuando ya lo que se presumía era una crisis de Gobierno y de partido y se barajaba una nueva portavocía. Vamos, que Rajoy quitaba a Soraya el micrófono. Pero eso no dejaba de significar la habitual tontuna de echarle la culpa al mensajero cuando las cosas van mal. Ya saben, lo de Homer Simpson: demasiada comunicación. En resumen, esta semana sí hemos visto un giro copernicano de Mariano Rajoy. Decía el jueves que no esperaran grandes cambios ni en el Gobierno ni en el Ejecutivo y que él no había creado esas expectativas. Mentira: sí las había creado. Sólo que ahora ha cambiado: se ha dado cuenta de que, a seis meses de las generales, no se pueden hacer cambios. Así que ha ratificado en su puesto a su segunda, Soraya Sáenz de Santamaría y ésta, a cambio, le ha jurado fidelidad perruna. El pacto es claro: nadie discutirá a Rajoy su papel como número uno y candidato a las elecciones y Soraya esperará su turno. Ahora bien, si pierde el camino queda expedito. Y el resto de candidatos a número dos, desde Cospedal a Ana Pastor, pasando por Feijóo, Margallo y Soria, deben perder toda esperanza. En cualquier caso, el gran pacto entre Mariano y Soraya se ejecuta según los mimbres del viejo chiste: Doctor, ¿verdad que no nos vamos a hacer daño? Eso sí, Rajoy acude a las Generales con un equipo fracasado, tanto en las europeas como en las generales. Él sabrá. Arriola ya no, porque le ha despedido. En cualquier caso, Rajoy no se va y resulta que el principal problema es él. Por tanto, los cambios no serán en profundidad. Ocurre que hasta los líderes regionales partidarios de que Rajoy se vaya piensan que puede ser un poco tarde para conseguir un nuevo líder. Eulogio López eulogio@hispanidad.com