Sólo si la economía cae de forma brusca, lo que podría suceder, Pedro Sánchez convocaría elecciones generales. De otra forma, pretende aguantar, desdiciéndose de lo que prometió, no ya hasta el otoño del presente año, sino hasta junio del próximo.

Pero lo más importante es que el presidente del Gobierno parece haberse vuelto autista. Por lo general, los orgullosos suelen mostrarse modestos, pero en el caso de Sánchez la soberbia se une a la vanidad en un cruce antinatura realmente sorprendente.

En Moncloa aseguran que el líder ya no escucha a sus ministros. El que no quiera aguantar hasta 2020 que se marche

En Moncloa, aseguran que Pedro Sánchez ya no escucha a nadie. Prefiere la sumisión a la lealtad y no soporta a los críticos. Así, por ejemplo, está dispuesto a prescindir de Nadia Calviño y Pepe Borrell, dos ministros con voz propia en el Gabinete. Está harto de que ejerzan de ‘pepitosgrillo’ de su gestión: el que no quiera aguantar hasta 2020 que se marche. Y gobernará con o sin presupuestos, a pesar de que Borrell asegura que eso no es posible y que Calviño insiste en que las cifras de los Presupuestos Generales del Estado para 2019, supuesto que se aprueben, no se van a cumplir.

En 2019, don Pedro intensificará su agenda internacional. Su modelo es Obama

Y no es vía Cataluña por lo que Iván Redondo -uno de los pocos cuyos comentarios acepta Sánchez- considera que el presidente puede ganar las próximas elecciones, sino por la agenda internacional: el objetivo para 2019 continúa siendo el mismo: convertir a un gañán, ideológicamente hablando, como es Sánchez, en un estadista de talla internacional. Como aseguran los malvados de Pablo Casado, talla si que tiene, pero poco más.

El objetivo ideológico de Sánchez es el Nuevo Orden Mundial (NOM) que se cuece en la ONU: globalismo, ideología de género y cristofobia

La agenda internacional de Sánchez se multiplica en 2019. El avión presidencial va a tener trabajo, y no habrá organismo internacional al que no acuda don Pedro. Lo suyo es el multilateralismo tipo ONU, que aporta la ideología del Sanchismo, que coincide, punto por punto, con la de Nuevo Orden Mundial (NOM) de la ONU. Tres patas: cristofobia (a la Iglesia hay que conquistarla y reformarla), ideología de género (feminismo y homosexualismo, principalmente) y globalismo: no tenemos solución para los problemas de las naciones pero sí para los del mundo. Algo que recuerda la teoría de las fusiones bancarias: fusiona dos bancos malos y tendrás tres problemas.

Y con esto, no podía ser de otra forma: el modelo de Pedro Sánchez es Barack Obama. Se veía venir.

Y así… el Gobierno está quemado pero a Sánchez no le importa.