• A 'Janli' Cebrián le vale todo con tal de mantener a flote el grupo, que estaría en quiebra si no fuese PRISA.
  • La sorpresa la ha dado ahora el sultán catarí Al Hodaifi Al Kuwati, que será segundo accionista (10%) por detrás de los Polanco.
  • Y eso que el multimillonario procede de Qatar, sospechoso de financiar el yihadismo, y saluda "la sabiduría de su alteza el emir".
  • Poco tiene que ver con la comunicación, como el empresario mexicano Roberto Alcántara, que controla un 9,5%.
  • Otra sorpresa: la participación del británico HSBC, en la boca del lobo por su implicación en un fraude fiscal masivo.
  • A los bancos no les ha quedado otra que canjear deuda por acciones para refinanciar la empresa.
  • Los fondos buitres también tienen mucho peso. Son los mismos que llegaron con la operación de 'salvamento' de Liberty.

La conclusión a cualquier análisis frío de los resultados de Prisa lleva a la conclusión de que el grupo que preside Juan Luis Cebrián está quiebra, pero no quiebra. Y si no quiebra se debe en gran medida a dos factores. Por un lado, a su poderosa influencia, que explica que no suceda con el grupo de comunicación lo que sí ocurre con cualquier otra empresa sometida a su extraordinaria agonía financiera; es decir, que liquide y a otra cosa mariposa (si Prisa no fuera Prisa hubiera liquidado hace tiempo). Pero hay también otro factor, muy ligado al anterior. Los bancos acreedores se convierten en accionistas (mal que les pese, porque lo que les gustaría es que Prisa les devolvieran lo que les debe) o porque aparecen nuevos accionistas mediante ampliaciones de capital. Un recurso como otro cualquiera para reequilibrar el balance.

El objetivo, en cualquier caso, es aplacar el gran problema de Prisa: su galopante deuda, que al cierre de 2014 todavía se elevaba a 2.580 millones. A Prisa no le basta con vender todo lo vendible (Mediaset, Canal o Alfaguara). Tiene que hacer más piruetas para sobrevivir, precisamente por la deuda, que es lo más le duele. Eso explica que en su accionariado quepa cualquiera o que a Cebrián le valgan todos.

No cabe otra explicación a la entrada en su capital del poderoso sultán catarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwati, aunque no es la única sorpresa en el accionariado de Prisa. El multimillonario árabe suscribirá una ampliación de capital de 75 millones de euros, ya está aprobada, a través de su sociedad International Media Group y se convertirá en el segundo accionista, con un 10%. Es decir sólo tendrá por delante en el accionariado a la sociedad de la familia Polanco (19,4%).

La inversión del sultán es sorprendente por su procedencia, Qatar, un emirato puesto en cuestión permanentemente por su complicidad con el yiihadismo, y porque el grupo, como explica en su portal online, se dedica fundamentalmente a infraestructuras, obra pública e ingeniería.

Lo primero, la complicidad con el terrorismo, fue una de las cuestiones que inevitablemente sobrevoló en la última reunión del jeque catarí Tammim bin Hamd al Zani y el presidente de EEUU, Barack Obama. Qatar es aliado de EEUU y, también, un permanente foco de sospecha. Por eso mismo no despierta pocas suspicacias que los fondos soberanos del emirato entren a saco en empresas europeas y también, por supuesto, españolas (Iberdrola, ACS, IAG, Colonial). Nos hicimos eco de ello al contar como el peligroso emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, se convierte en primer accionista de IAG. Al Thani tomó el mando tras la abdicación de su padre, Hamad bin Jalifa Al Thani. Pues bien, el nuevo accionista de Prisa, Tammim bin Hamd al Zani, destaca en el portal de su brazo inversor que nada hubiera sido posible sin "la sabiduría de su alteza el emir".

Pero no sólo valen sultanes para el accionariado de Prisa poco vinculados al mundo de la comunicación. Es el caso también del empresario mexicano Roberto Alcántara, presidente del Grupo IAMSA, la empresa líder en México de transporte de pasajeros. Eso no impide que tenga una participación accionarial en Prisa del 9,3%, con la misma fórmula que el sultán: la ampliación de capital (de 100 millones de euros en el caso de Alcántara, suscrita en agosto).

El resto del accionariado de Prisa está repartido entre fondos de capital riesgo o buitres, como quieran, esos que arriesgan a la espera de ver qué sale. ¿Se acuerda de la gran operación de salvamento de Liberty? Entraron y mantiene todavía participaciones importantes. También está en el capital Telefónica, que mantiene su 4,5% -tras el canje de una emisión de bonos convertibles de 100 millones-, y tres bancos, a los que no les ha quedado otra que canjear deuda por acciones para refinanciar Prisa. Son tres esos bancos: Santander y Caixabank, libres de la sospecha que no anida en el tercero, el británico HSBC, que tiene la mayor parte, un 9,5%. Como señalaba ayer lunes Rodrigo de Silos, esos bancos "deben estar asustadísimos y hacen cualquier cosa para minimizar las más que seguras pérdidas por los préstamos concedidos a Prisa".

El caso más paradigmático es el del HSBC, cuya presencia en el accionariado ha levantado no pocas suspicacias en la Red, motivadas por la escasa relevancia informativa con la que El País ha destacado el escándalo que ha salpicado al banco británico, el más defraudador, por la evasión fiscal masiva desde su filial suiza. El eco de esa falta de calibre informativo ha sorprendido a los propios lectores del diario. Lo mismo cabría suponer de la campaña que inició el mismo diario el año pasado contra la actuación de la Iglesia en la Mezquita de Córdoba, que entiende, sorprendentemente, como una 'colonización católica' del templo. Se lo contamos a propósito de las contradicciones de 'Charlie Hebdo' y 'Janli' Cebrián , defensor de la fe… islámica. En fin una polémica que inició, no El País, sino la cadena de televisión catarí Al Jazeeza muchos meses atrás. Sorprendente también, la televisión del mismo país al que pertenece ahora el segundo accionista de Prisa.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com