El socialista, el expresidente de Perú, Alan García, iba a ser detenido por corrupción. El que fue amigo de Felipe González no pudo resistir la humillación. Se pegó un tiro y los propios policías le trasladaron al hospital de Lima en el que falleció.

Lo cierto es que, por uno u otro caso, casi toda la clase política peruana, la anterior y la actual, tiene cuentas pendientes con la justicia o al menos está bajo sospecha.