Leo con gran atención el informe que ha presentado la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), correspondiente a los seis primeros meses del ejercicio y, a medida que voy leyendo páginas, aumenta mi sorpresa -¿quizás indignación financiera?- de cómo se está desvirtuando la idea fundacional, allá por 2012, del organismo en teoría encargado de la ayuda a la reestructuración y recapitalización del sector bancario español.

En este empeño estamos metidos todos los ciudadanos de a pie, propietarios de un 45% de los cerca de 5.000 millones de euros (M€) de las aportaciones a sus recursos propios, en forma de capital o deuda subordinada, siendo esta última cerca del 75% de sus recursos.

Este instrumento destinado a evitar el desastre de los efectos de la crisis financiera de 2007, tiene un periodo de vida de 15 años para liquidar todos los activos tanto financieros como inmobiliarios que figuren en su balance. Es decir, 2022. Pero, francamente, es una meta que nadie se cree ni aunque se regalen los activos… que en ello parecía empeñada la anterior presidenta, Belén Romana (de 2012 a 2015), que además de tener que lidiar un Miura con la puesta en marcha de una buena patata caliente, entendió la función de la SAREB de la forma más fácil posible: liquidando activos a grandes fondos de inversión a precios de saldo, una posición muy cómoda cuando se dispara con pólvora del rey.

Pero, además de hacer un repaso de la que es otra de nuestras inversiones obligatorias, junto a Bankia, ahora tocaría saber cómo ha ido en el primer semestre del actual ejercicio bajo la presidencia de Jaime Echegoyen.

El finiquito de la SAREB, entidad pública creada para sanear los activos inmobiliarios tóxicos de la banca está prevista para 2022: ¿a qué no?

Primero veremos las cifras de la cartera de activos a finales del semestre que asciende a 33.636M€ de los que 20.793M€ son activos financieros y 12.843M€ lo son de activos inmobiliarios, con una deuda viva de 35.759,4M€ un 5,6% menos que en el pasado ejercicio.

Significar que, después de un descenso mantenido de la cartera de financieros desde su inicio, a partir de 2017 viene registrando un ligero pero mantenido repunte en su crecimiento.

La deuda senior de la compañía es de 35.759,4M€, con una considerable ralentización, ya que en 2018 se cancelaron 2.114M€ y en este primer semestre solo 1,29M€.

Los inmuebles vendidos en el primer semestre han ascendido a 9.063 unidades correspondiendo el 71,6% a gestión propia y el resto a promotores externos.

Los ingresos de SAREB se han visto reducidos en el primer semestre en un 33,2%, 1.052M€ mientras que los obtenidos en 2018 fueron 1.576,6M€. La explicación de este descenso está en la decisión estratégica de frenar las ventas de préstamos y la ejecución de estas deudas para adjudicarse los inmuebles en garantía ya que en la actual coyuntura inmobiliaria vuelve a resultar más fácil su realización sin los importantes descuentos que supone la venta de activos financieros.

De esta forma, los inmuebles adjudicados por ejecución de préstamos ascendieron a 850,8M€ lo que supone un 46,3% más que en el mismo periodo de 2018.

La estrategia está relacionada con la nueva “vocación” repentina de erigirse en promotor, creando ARQURA fondo de activos bancarios juntamente con Värder Partners, a los que se le ha traspasado suelo, proyectos sin terminar y obras en curso por valor de 811M€ para la construcción de más de 17.000 viviendas.

Pero como todos los negocios de la SAREB el riesgo lo asume -¿quién se imaginan?- efectivamente, los contribuyentes, ya que el socio solo participa en un 10% del proyecto.

La otra brillante idea de Echegoyen en el 2017 fue la creación de la socimi TEMPORE PROPERTIES a la que ha llegado a aportar hasta 339M€ de cartera de inmuebles en alquiler 2.249 viviendas, después de su debut, cotizando en el MAB. En julio nos anunciaron la venta del 75% de la sociedad al fondo estadounidense TPG Real Estate Partners. De nuevo yo construyo con el dinero del contribuyente y te lo vendo para que tú recojas beneficios.

Belén Romana vendía rápido y mal. Jaime Echegoyen vende despacio y mal

En resumen: Belén Romana vendía rápido y mal. Jaime Echegoyen vende despacio y mal.

Por desgracia, esta vez la información financiera no nos suministra el resultado de la compañía, pero como orientación podemos recordar que el presupuesto del semestre, en cuanto a ingresos, se ha cumplido en un 97%, evidentemente con pérdidas.

Pocos datos sustanciosos más nos ofrecen, pero con los que ya hemos visto se pueden extraer algunas conclusiones.

En este negocio todos están cobrando y recuperando sus dineros con intereses ya que, por estatutos, la SAREB destina el 100% del excedente de tesorería a la amortización de deuda subordinada, aparte del religioso pago de intereses y generosos cupones. Todos menos… los contribuyentes.

A los promotores que no pagaban durante algunos años la SAREB continuó dándoles financiación para evitar su clasificación como fallidos y sus correspondientes provisiones. Ahora, después de seis años, han aprendido que es mejor ser auto-promotor y dedicar recursos a construcción de estas promociones abandonadas. Pero, por favor, con un mínimo de rigor y de precaución, ya que podemos estar al borde de otra burbuja que provoque una SAREB-2 para salvar a la SAREB-1.

De todo esto lo más claro que tengo es que en lo que queda hasta los 15 años de vida prevista de la entidad: va a ser imposible de liquidar tanto activo, especialmente los financieros, y algunos -por ejemplo, los cuasi funcionarios de la SAREB- están contentísimos, ya que conservarán sus empleos más tiempo.

Quienes no cobrarán nada serán los contribuyentes. ¿Cuándo se los tendrá en cuenta en los esfuerzos financieros obligatorios para solucionar el desmadre financiero provocado por nuestros banqueros y políticos?