Anexionar Cisjordania a Israel, promete Netanyahu. Don Benjamín antes que judío es sionista. No sólo no está dispuesto a negociar sobre Jerusalén como ciudad bajo mandato internacional, como capital de las tres religiones, sino que tampoco está dispuesto a llegar a ningún tipo de acuerdo de paz con los árabes.

Ha ganado las elecciones por la mínima frente a un partido político de militares, pero piensa aprovechar esa mínima. Se ha acostumbrado a contentar al compatriota de otra formación y a golpear al enemigo, justo lo contrario que hacen los políticos españoles.

No sólo no está dispuesto a ceder en la cuestión de Jerusalén, sino que no entiende otra gobernanza que la de vencer al adversario

Es igual, en tanto que sionista, no está dispuesto a unir antiguo y nuevo testamento. Para él, los cristianos son enemigos: tiene que aliarse con el occidente cristiano por la sencilla razón de que necesita de Occidente, económica y militarmente, pero también se alía con Ben Salmán, uno de nuestros peores ciudadanos globales, por la sencilla razón de que no prevé entrar en guerra con Arabia Saudí y si con Siria o Irán. Prefiere la barbarie sunita a la chiíta, aunque sabe que son mucho más salvajes.

No, no es la mejor noticia ni para Occidente ni para los judíos, la reelección de Netanyahu. Y recuerden: si la cuestión de Jerusalén sigue sin solución, no podremos hablar de paz en el mundo: por la capital de Israel pasa todo.