¿Qué tienen en común Vox y el Partido Republicano de Chile? Pues que ambos defienden los principios cristianos, sobre todo en defensa de la vida y la familia natural. Y ambos son calificados por los partidos autotitulados progres como ultraderechistas. Para concretar: que el cristianismo es de extrema derecha y que los católicos somos ultras. 

La política española se ha vuelto de pensamiento único, con dos partidos progres de izquierda y dos de derechas: todos progres

Todo ello en medio de la monumental mentira de homologar a Santiago Abascal con, por ejemplo, Marine Le Pen. No tiene nada que ver con Vox, porque éste es cristiano y el Frente Nacional francés es pagano.

De ahí a declarar ilegal a la Iglesia de Roma sólo hay un paso. Ya se está dando, en la ONU y lo hemos contado en Hispanidad.

La política española se ha vuelto de pensamiento único: dos partidos progres de izquierda y dos de derechas: todos progres. Y luego está Vox que, en teoría, insisto, más que en la práctica, defiende los valores no negociables de Benedicto XVI: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común.

Los ridículos episodios de Vox (Murcia y Andalucía) han servido para demonizar al único partido que, en teoría, defiende los valores cristianos no negociables

Dos ridículos episodios de Vox (Murcia y Andalucía) han servido para demonizar al único partido que, en teoría, defiende los valores cristianos no negociables.

Ojo, y los defiende en teoría más que en la práctica. Y así, Dolores Delgado, la ministra que calificó de “maricón” al ministro Marlaska, se rasga ahora las vestiduras, con lamento hipócrita, ante los gravísimos -¡Oh sí!- insultos de la ultraderecha murciana, que le ha llamado "tiparraca" (lo de puta se lo llamó por conducto interpuesto) mientras la progresía se rasga las vestiduras cuando el juez Francisco Serrano, ahora en Vox, que ha sufrido la persecución feminista en sus carnes, asegura que el único sexo seguro que va a quedar es la prostitución.

Mal dicho, porque ni la prostitución es segura –en ningún aspecto- pero bien dicho por tener la valentía de aludir a la gran verdad subyacente: que el alabado feminismo odia tanto la virginidad como la maternidad.

Caminamos hacia la prohibición de la práctica católica en España. Tranquilos: sólo provocarán un renacimiento cristiano

Naturalmente, la muy independiente Fiscalía ya ha criminalizado el caso de Murcia como en su día criminalizó el caso de Serrano. Y lo más peligroso: los progres, tanto de izquierdas como de derechas, han decretado que el cristianismo es extrema derecha y los católicos unos ultras. O eso, en que se comporten como católicos progres. O sea, católicos raritos.

Pero lo grave es que hemos naturalizado y normalizado (que diría Otegi) el sectarismo progre: el cristianismo se ha convertido en ultraderecha y los católicos en ultras. De ahí a la prohibición de la práctica católica sólo hay un paso.