Los resultados anuales de Enagás decepcionan por la caída del 9,7% del beneficio, que queda en 442,6 millones, cuya explicación está en los menores ingresos regulados (-6%), que ha compensado parcialmente con la aportación del negocio exterior de sus filiales. Una de cal y otra de arena, por tanto, que marcará tendencia en la gasista.

Sin tener en cuenta el efecto de la consolidación de la chilena GNL Quintero, el beneficio después de impuestos (BDI) avanza un 1%, hasta 442,6 millones, señala la empresa.

Los resultados, con todo, están por debajo de las previsiones, sobre todo en el Ebitda, lo que explica su caída en bolsa (del 1,5%). El resultado de explotación cae, en concreto, un 4,5%, hasta 1.060,7 millones, tras el recorte del 3,1% en los ingresos totales (1.342,2 millones).

Enagás ha invertido 192,9 millones fuera frente a los 60 millones en España

Recoge, no obstante, el fruto compensatorio de la reducción en un 0,9% de los gastos operativos, equivalente a 374,7 millones, y las menores dotaciones para amortización de infraestructuras (de 369,7 millones, un -2,3%).

También reduce levemente el coste financiero de la deuda, que ha recortado en 733 millones, a 4.275, en parte por la devolución parcial (415 millones) de las aportaciones al proyecto europeo Trans Adriatic Pipeline (TAP), en el que participa con un 16%. 

Sorprende, sin embargo, el dato de las inversiones, que en España han sido de 60 millones, mientras en el exterior suben a 192,9 y la promesa de dividendo, que aumenta un 5% (1,53 euros brutos por título), a beneficio, sobre todo, de los fondos presentes en el capital.

El resultado incluye la plusvalía de 24,5 millones de venta del 50% de operador sueco Swedegas. Las filiales también le han servido de contrapeso: representan ya el 20% del resultado del grupo, frente al 14% del ejercicio anterior (Saggas o GLN Quintero).